La desesperanza, la impotencia, la rabia y la angustia se ven en los rostros de las personas –víctimas de la mafia de los pagarés– que llegaron hasta la sede del Senado, buscando una salida al calvario que viven desde años.
En el Congreso, los senadores Rafael Filizzola, Ignacio Iramain y Esperanza Martínez se comprometieron a hacer seguimiento de los casos.
Acá te exponemos solo cinco –de miles– de esas historias, que revelan más vínculos entre comercios de ventas de electrodomésticos, casas de créditos, con otras empresas a las que vendían pagarés ya pagados y que se estaban pagando en ese momento.
EMILIANA
Emiliana Zoilán llegó hasta la capital de país desde la lejana Vallemí, según sus propias palabras, buscando su calvario.
“Soy docente jubilada. Tengo mi extracto de sueldos, desde el 2010 hasta el 2017. Todos esos años me descontó ya esta empresa en total G. 50 millones en forma normal”, detalla.
Luego se encontró con una sorpresa, un embargo por valor de G. 26 millones, tras una demanda de la misma empresa.
“En total son casi G. 80 millones. Pedí mi finiquito y me contesta la empresa de que todavía falta G. 66 millones para cubrir”, lamenta.
Falsificaron su firma.
Ahora está pendiente “un chorizo de embargos” que están esperando para que termine uno y entre otro. Sin embargo, Emiliana detalla que todas sus cuentas ya estaban canceladas.
Hace poco se encontró con una nueva demanda, que se dictó desde un Juzgado de Paz de Asunción, pese a que ella reside en Vallemí.
“Más de G. 500.000 cuesta venir y no venimos a retirar nuestros pagarés lastimosamente”, detalla la mujer.
Hermenegildo
Otro de los que cuenta su historia fue Hermenegildo Núñez, quien detalla que hizo un préstamo de G. 3 millones, y terminó de pagar G. 4.900.000.
“Pedí una constancia a la Dirección General de Jubilaciones y Pensiones y está finiquitado desde el 2018 y ahora me demandan por G. 21 millones”, detalla.
Buscó una abogada, quien al final terminó metiéndole en una convocatoria de acreedores, con la cual ahora está luchando.
“Perdí mi familia por culpa de esto y ahora tengo que enfrentar el problema de la convocatoria”, lamenta Hermenegildo.
Juan
A diferencia de los demás, Juan Agüero es un joven que a su temprana edad ya está enfrentando su angustia con la Justicia. Se encuentra trabajando en una empresa privada y se había comprado para su motocicleta.
Se encontraba pagando mensualmente y sin fallar la cuota de su vehículo; sin embargo, se enteró que fue embargado.
“Yo no sé qué pasó, porque a esta empresa le estaba pagando, y me llega un embargo en mi trabajo y les reclamo, si yo les estaba pagando”, cuenta el joven.
Le explicaron que ya estaba en Informconf. Fue demandado y no le había llegado ninguna notificación. “No pude defenderme, faltaba menos de 10 cuotas para terminar de pagar”, lamenta.
Desde julio del año pasado le están descontando G. 1 millón mensual de su sueldo.
En el Juzgado le dijeron que no encontraban su expediente.
GUILLERMINA
Guillermina Quiñónez, por su parte, cuenta que desde hace 10 años arrastra embargos judiciales. Son 11 en total las que aparecen en su extracto.
“Soy docente, soy de Eusebio Ayala. Hice dos préstamos de dinero y eran 5 mis embargos que yo debía. Hoy me aparecen 11, que yo no sé quiénes son”, detalla la mujer.
“Saqué G. 3 millones y ya pagué G. 250 millones y sigo pagando”, lamentó. Guillermina relata que prácticamente trabaja solo para pagar para sus supuestas deudas.
Carolina
Por último, está Carolina Victoria, licenciada en Enfermería, quien tiene a su hija con epilepsia.
“Me estafaron”, cuenta entre lágrimas. Había sacado un crédito y vendieron luego su pagaré. Debe supuestamente G. 160 millones. “No sé cómo voy a hacer. Yo día y de noche trabajo en el Ministerio de Salud”, dice entre sollozos.
La vez pasada entró su hija en terapia intensiva, por su problema con la epilepsia. Encima la pequeña es autista y tiene encefalitis aguda. “Ohugaitereima orerehe”, dice desconsolada la madre.