Make América Great Again (MAGA) son las iniciales en inglés del eslogan que ganó en las elecciones estadounidenses. Representa a la promesa de Donald Trump: Volver a la grandeza histórica de los Estados Unidos. Milei tuvo la misma narrativa: Había una vez una Argentina rica y poderosa, que ya no existe, y que va a renacer. El Paraguay ensayó el relato con un tigre sudamericano; pero apenas llegó a Tiríka, una mascota deportiva sin pasar a mayores. El grado de inversión no significa que los capitales vengan masivamente debido a la corrupción y a la debilidad institucional.
Tal como voy a exponer seguidamente, de acuerdo con algunos hallazgos de mi curiosidad intelectual, no es tan cierto que los Estados Unidos hayan perdido su poder alrededor del mundo. Y, no es por eso, por lo que el presidente electo piensa restituirlo. Eso era solo una narrativa electoral que sirvió para devolver la autoestima a los ciudadanos promedio de esa gran nación norteamericana. Lo que pasó fue que, si bien su poderío económico no había estado mermando, su poder de influencia sí había venido desfigurándose en el mundo todo.
Y ahora qué. En primer lugar, quiero permitirme decirles que, desde mi punto de vista, las dos candidaturas que pugnaron por la presidencia de los Estados Unidos tienen sesgos expansionistas en impuestos e inflacionistas en los precios. Cada una con sus matices. Trump, que ganó la puja electoral, es la conjunción de una especie de trifecta: expansionista, proteccionista e inflacionista. En los impuestos al comercio exterior, de sus industrias y en los precios, respectivamente. Esto debido a que las barreras anti-China van a causar indefectiblemente una suba en los precios.
En segundo lugar, el ahorro externo va a emigrar a los Estados Unidos, ya que la FED va a responder a la inflación constriñendo los agregados monetarios manteniendo o elevando las tasas de interés. Los dólares saldrán de los mercados emergentes y subdesarrollados rumbo a los Estados Unidos para ganar tasas atractivas, desfinanciando así la producción y el consumo en el mundo todo. Eso significa créditos más caros para el planeta, incluyendo a los países en desarrollo como el Paraguay, y restricciones de recursos para la inversión. Eso se llama también el modelo flight-to-quality, es decir, “vuelos de calidad”. La plata que podría haber venido a países en desarrollo, como el Paraguay, será absorbida por la aspiradora de dólares, que es los Estados Unidos con mejores tasas para sus papeles de deuda. De hecho, todavía sin Trump, las tasas ya no habían bajado al desacelerarse la inflación en EEUU, como se esperaba, y los capitales no volvieron desde los Estados Unidos a los mercados que estaban esperando. El carry-trade va a seguir como la principal herramienta para obtener rentabilidad en los Estados Unidos, desde todos los rincones del mundo, haciendo un malabarismo financiero antes de pagar, por ejemplo, a los proveedores, para luego ganar dinero revendiendo una mercadería importada, en tu propio país. Es una bicicleta transitoria. Claro, para todo eso necesita profesionales de las finanzas que entiendan cómo funciona el mundo, y no contadores de universidades de garaje.
Amílcar Ferreira me dijo recientemente: “El proteccionismo derivado de la guerra comercial 2.0 con China, que se espera de Trump, que elevará las tarifas de importación al sesenta por ciento para los productos chinos, elevará la inflación, lo que significa que el consumidor pagará más caro los productos importados. Eso elevará la recaudación y con eso, bajan los impuestos directos a la renta empresarial de los de mayores ingresos, y los impuestos a la renta personal de los más ricos de los Estados Unidos, promesas del nuevo presidente. Ergo, esta disminución de impuestos a los de mayores ingresos será financiada, y compensada, por los mayores impuestos a la clase media, media baja y baja, quienes pagarán más por todo lo que venga de afuera. Una brutal transferencia de riqueza en modo Robin Hood inverso”. Qué tal.
De mi parte, repito el análisis: La nueva administración Trump al elevar la inflación elevará la tasa referencial de la FED y, como dije más arriba, eso va a desfinanciar al mundo todo. Ojo con esto. Luego, la reindustrialización de los Estados Unidos se vendrá con fuerza.
Lo concreto es que todo ha cambiado. Hace poco más de una semana, las perspectivas eran favorables para el mundo en general. Eso suponía una tasa de la FED a la baja yendo hacia la tasa neutral de interés, que oscila en alrededor del 2% para los Estados Unidos, e inflación levemente por encima, 2,4% interanual. Pero, oh sorpresa, las perspectivas en el mediano plazo van ahora, súbitamente, de favorables a desfavorables, siempre para el mundo occidental. En un plazo ampliado, 10 años, la tasa de rendimiento anual de los bonos soberanos de EEUU era de 4,7% aproximadamente. Plop, pero eso ya es lo que hoy se tiene en tasas referenciales de la FED. El futuro ya está entre nosotros, adelantándose una década. Qué tal. La incertidumbre mundial la mantuvo allí. Nadie espera que las tasas de interés vuelvan a sus niveles históricos.
Para países como Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, que dependen de vender commodities al exterior (primitivismo productivo), la guerra comercial entre EEUU y China, que se avizora, no es alentadora. Trump impondrá suba de aranceles a todos. Y todos venderemos menos. Eso supone que se incrementa el riesgo de decrecimiento de exportaciones desde el Cono Sur en volumen y en precios. Ojo con eso. Todos los que festejan a Trump y son productores rurales, sea granos o carne, deben entender que eso no es una buena noticia. No sean necios. Se consolida el deterioro de los términos de intercambio. Y el paraguayo promedio no tiene la comprensión lectora necesaria como para agregar valor, entrando a competir en la era de la inteligencia artificial.
En materia de información, hace mucho tiempo que la verdad ya no importa. Por los mismos canales por donde se transmite la información corre la desinformación, en paralelo. Las redes funcionan algorítmicamente 24/7 para la posverdad y la mentira. El pensamiento crítico y la evidencia científica tienen un valor casi relativo solo en algunas islas de integridad. El mundo irá hacia una exacerbación de conflictos culturales en modo guerra santa. Trump va a llevar a Occidente hacia una cruzada evangelizadora de un falso inevitable, conformando un movimiento globalista en modo internacional de la nueva derecha, conservadora, con falacias narrativas alrededor de la democracia.
Creo que la victoria de Trump reinicia el proteccionismo, y es el fin de la idea de que la Tierra es plana, conforme se titula el libro de Thomas Friedman, plagiando una frase del presidente Nandan Nilekani de Infosys, publicado hacia el 2006. En este libro se hacía una apología a la globalización como un proceso de integración de mercados en el cual una montadora de autos, o de aviones, fabricaba una máquina que tenía ruedas y gomas asiáticas, sistema operativo israelí, carrocería o fuselaje de origen alemán, motor chino y poltronas sudamericanas, etc. Un ex presidente de la Embraer del Brasil decía, veinte años atrás, que en las alas de sus aviones uno podría ver veinte países diferentes. Increíble. En aquella época, el piloto del avión volaba buscando la eficiencia. En el día de hoy, ese mismo avión, que tendrá sus piezas provenientes de menos países o de una sola nación, será conducido por el piloto de la geopolítica. La democracia no ha venido solucionando los problemas de la gente como la heladera vacía, el transporte público chatarra, la falta de trabajo, la crisis previsional, la falta de médicos y remedios, la pésima educación pública, entre otros. A la falta de respuestas nos corren con la vaina de Dios, Patria y Familia. Pero la guerra santa no es un cuento que puede durar mucho tiempo para mantener sedada a una población que está doliente. Los problemas de corrupción que se ve en las raíces de abajo tiene la misma contextura y ramificación en las estructuras de arriba. Peña dice que es un seguidor de Milei y de Trump. Sin embargo, las políticas públicas de motosierra que se trae entre las manos el cortador de gastos oficial del nuevo gobierno estadounidense, Elon Musk, ministro de la eficiencia, no pueden ser aplicadas en el Paraguay de los nepobabies, sobrefacturaciones, planilleros, fondos del IPS teledirigidos, puertas giratorias, jubilaciones vips y seguros de salud privados para funcionarios públicos, entre otros. El capitalismo de secuaces es mucho más fuerte que la mano invisible de Adam Smith. En el Paraguay colonial del 2024, que espera que otros le solucionen todos sus problemas, el discurso librecambista es pura bolaterapia. Saludos cordiales.