Maia es un ejemplar de elefante asiático en peligro de extinción. Ella, al igual que sus compañeros, llegó a nuestro país en busca de un hogar. Sin embargo, al poco tiempo de su estadía el elefante macho sufrió una fractura en la pierna, por lo que tuvo que someterse a la eutanasia, dejando a Maia como la única de su especie en Paraguay.
La elefanta desde pequeña demostró ser muy aguerrida, primeramente al ser apartada de su hábitat y luego al vivir por décadas en un lugar que no era conforme a su tamaño y característica. Esto, a causa de la falta de inversión en infraestructura de parte de la Comuna en el zoológico.
En el 2006, Maia también tuvo que soportar ser el foco de un terrible accidente en el que falleció un niño de 11 años al ingresar hasta el lugar donde ella se encontraba. La valla no cumplía con las condiciones necesarias y esto terminó en un suceso en el que ella también resulto víctima.
Tras el accidente, se construyeron murallas que le impidieron seguir viendo el verde del bosque que la rodeaba, situación que le produjo una depresión, según comentan sus cuidadores.
Luego de varios años, en el 2013, su hábitat fue ampliado a 1.600 metros cuadrados donde fueron incluidas una pileta con cascadas y un techo; además cuenta con sus propios juguetes, unas ruedas que absolutamente nadie las puede tocar.
El veterinario de la Fundación Maris Llorens y del zoológico del Jardín Botánico Diego Ayala comentó que, como todo animal en cautiverio, Maia trata de buscar un pasatiempo, como lo son sus ruedas.
Actualmente, a cargo de ella se encuentran tres cuidadores, quienes son los únicos permitidos (por ella) en cuidarla y alimentarla. Los trabajadores aseguran que a la elefanta no le agradan mucho los niños ni las mujeres.
Este mamífero pesa aproximadamente cuatro toneladas. Aparte de ser el animal más grande del zoológico, es también la más longeva de todo el lugar. La alimentación diaria de Maia consta de 40 kilos de verdeo, como lechuga, tomate, y también disfruta del pasto camerún dos veces a la semana. Es pese a todo muy tranquila y goza de excelente estado de salud, asegura el veterinario.
A pesar de que los profesionales dan la razón a los argumentos de que no hay mejor lugar para los animales que estar libres en su hábitat natural, también reconocen que Maia está totalmente acostumbrada a su hogar, al trato con sus cuidadores y a su alimentación.
“Y en el caso de poder ser puesta en libertad no se sabe si sobreviviría al estrés de un traslado y al cambio tan repentino que eso signifique. También se debe tener en cuenta el riesgo que conlleva anestesiar un animal con ese tamaño”, explicó Ayala.
Actualmente Maia se encuentra 100% sana y tanto sus cuidadores como los especialistas a cargo de su salud aseguraron que en lo posible le darán una buena calidad de vida en lo que le reste de su estadía dentro del zoológico.
Según Diego Ayala, la expectativa de vida de un elefante es de 90 años, por lo que se espera que Maia esté presente por muchos años más.