El informe del Estado Mundial de la Infancia 2019 reveló que, en 2018, en América Latina y el Caribe “4,8 millones de niños y niñas menores de 5 años sufrieron retraso en el crecimiento, 0,7 millones de emaciación y 4 millones tenían sobrepeso, incluyendo obesidad”, informó la oficina regional de Unicef, situada en la Ciudad de Panamá.
“Estas tendencias reflejan un crecimiento deficiente y ponen a los niños y niñas en riesgo de sufrir infecciones, disminuir sus habilidades de aprendizaje y, en muchos casos, morir”, alertó el organismo mundial.
Unicef precisó que de los 18 países de la región que cuentan con datos “Guatemala es el caso más preocupante con 1 de cada 2 niños y niñas menores de 5 años que no están creciendo bien”, mientras que el país “con el mejor indicador es Santa Lucía, donde solo 1 de cada 10 niños y niñas no crece adecuadamente”.
En cuanto al sobrepeso, 4 millones de niños menores de 5 años lo padecen en América Latina y el Caribe.
El informe cita “el alarmante aumento en los niveles” de sobrepeso entre los niños de 5 a 19 años con casi 1 de cada 3 niños padeciéndolo.
El país con mayor prevalencia es Argentina, donde casi 2 de cada 5 adolescentes tienen sobrepeso, indicó Unicef, que recalcó que “el sobrepeso infantil puede conducir a la aparición temprana de diabetes tipo 2, estigmatización y depresión, y es un fuerte factor de riesgo para el desarrollo de obesidad en la edad adulta, con graves consecuencias para la salud y la economía”.
El organismo mundial señaló que el mercadeo inadecuado de alimentos poco saludables, la abundancia de alimentos ultra procesados y el aumento del acceso a la comida rápida y bebidas altamente azucaradas están impulsando el sobrepeso y la obesidad.
El retraso en el crecimiento (cuando los niños tienen una estatura demasiado baja para su edad) es mayor entre los hogares más vulnerables, al igual que la prevalencia del sobrepeso.
“Para muchas familias que viven en pobreza, tener comidas nutritivas cada día sigue siendo incosteable o inaccesible”, dijo el director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Bernt Aasen.
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Un ejemplo es Guatemala, donde “1 de cada 2 niños y niñas menores de 5 años tiene retraso en el crecimiento. Por grupos de población, del 20% de los niños y niñas más pobres, 3 de cada 5 tienen retraso en el crecimiento y, del 20% más rico, casi 1 de cada 5", precisó el organismo mundial.
“En América Latina y el Caribe, demasiados niños y niñas comen muy poca comida saludable y demasiada comida poco saludable. En toda la región, el retraso en el crecimiento, la emaciación y la obesidad afectan a las mismas comunidades y a veces al mismo hogar”, señaló Aasen.
El informe de Unicef señala que las malas prácticas de alimentación y nutrición comienzan desde los primeros días de la vida de un niño.
Así, casi 2 de cada 5 niños entre 6 meses y 2 años en la región no reciben la alimentación adecuada para mantener el ritmo de crecimiento necesario para sus cuerpos y cerebros.
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Unicef señaló que la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y el daño al agua, el aire y el suelo están empeorando las perspectivas nutricionales de millones de niños y adolescentes, especialmente entre poblaciones vulnerables.
Por lo que hizo un “llamado urgente a los Gobiernos, el sector privado, los donantes, los padres y madres, las familias y las empresas para ayudar a los niños y niñas a crecer de manera saludable”.
Para ello, pidió empoderar a las familias, niños y adolescentes para que puedan exigir alimentos nutritivos; y abogar para que los proveedores de alimentos actúen en beneficio de los menores mediante un mejor etiquetado, incentivando y facilitando la provisión de alimentos saludables y otras estrategias.
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También crear entornos alimentarios saludables para todos los niños, incluso mediante la adopción por parte de los Gobiernos de políticas como los impuestos al azúcar y controles más estrictos sobre la comercialización de alimentos no saludables, entre otros.
“Crear un entorno alimentario saludable, nutritivo, seguro, asequible y sostenible para cada niño y niña está a nuestro alcance. Todos en América Latina y el Caribe pueden contribuir, desde los gobiernos hasta la industria alimentaria, desde las autoridades escolares hasta los padres”, afirmó Aasen.