En su intervención en una cumbre sobre la educación de las niñas en las comunidades musulmanas celebrada en la capital de Pakistán, Islamabad, Yousafzai describió las acciones de los talibanes como “apartheid de género”, encubriendo su supresión de las mujeres con justificaciones culturales y religiosas.
“Reconozcan al régimen talibán como perpetrador del apartheid de género. No los legitimen”, imploró Yousafzai durante su discurso transmitido en vivo en la conferencia internacional de dos días La educación de las niñas en las comunidades musulmanas: Desafíos y oportunidades.
La conferencia, apoyada por la Liga Musulmana Mundial, reunió a ministros y funcionarios de educación de numerosos países de mayoría musulmana.
“En Afganistán, una generación entera de niñas está siendo despojada de su futuro”, afirmó. “Los talibanes han arrebatado el derecho a aprender a todas las niñas afganas (...) quieren eliminar a las mujeres y niñas de todos los aspectos de la vida pública y borrarlas de la sociedad”.
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Desde que tomaron el poder en Kabul en 2021, los talibanes han impuesto una interpretación estricta de la ley islámica. Estas restricciones incluyen la prohibición de que las niñas y mujeres asistan a la escuela secundaria y la universidad, así como la prohibición de que ocupen muchos puestos gubernamentales, incluidos puestos en hospitales.
A pesar de haber recibido una invitación, los representantes del gobierno talibán no asistieron a la conferencia y no ofrecieron ninguna explicación de su ausencia.
“En pocas palabras, los talibanes no ven a las mujeres como seres humanos”, dijo Yousafzai a la audiencia.
En 2012, cuando Malala tenía 15 años, los talibanes paquistaníes le dispararon en la cara cuando se dirigía a la escuela en el valle de Swat, en Pakistán. Este ataque la impulsó a convertirse en una defensora mundial de la educación de las niñas, lo que culminó con la obtención del Premio Nobel de la Paz en 2014.
Yousafzai también condenó las acciones de Israel en Gaza, afirmando que han destruido todo el sistema educativo, bombardeando universidades y destruyendo el 90 por ciento de las escuelas, y atacando indiscriminadamente a civiles que buscan refugio en los edificios escolares.
Esta es la tercera visita de la activista a su país natal desde el ataque.
Pese a contar con una gran popularidad internacional, en Pakistán no existe una opinión única sobre ella.
Algunos grupos conservadores y religiosos en Pakistán ven a la activista con recelo e incluso hostilidad. La acusan de ser una “agente occidental” o de promover valores contrarios a la cultura y el Islam. Cuestionan su activismo y la consideran una figura controvertida.
Fuente: EFE.