Mujer, negra, bisexual y política de izquierda, la concejala Marielle Franco fue tiroteada la noche del pasado 14 de marzo, junto con su conductor, cuando transitaba en un vehículo por una calle del centro de Río, tras haber participado en un acto político.
Malala, la persona más joven en ser laureada con el Premio Nobel de la Paz, que obtuvo por su lucha a favor de los derechos de las mujeres, plasmó en uno de los muros de la comunidad la imagen de Franco con ayuda de una plantilla de su rostro que creó la artista Simone Siss para inmortalizarla después de su asesinato.
La joven pakistaní que este jueves cumplirá 21 años, quiso conocer en la favela un proyecto liderado por la grafitera Panmela Cruz, conocida en el mundo artístico como Anarkia Boladona.
La artista ganó en 2010 el premio Vital Voices Global Leadership Awards, en la categoría de derechos humanos, el mismo premio que tres años después le fuera entregado a Malala, ceremonia en la que ambas se conocieron.
Panmela, fundadora de la Red Nami, una ONG que busca multiplicar el empoderamiento de las mujeres sobre sus derechos por medio de las artes urbanas, impulsa varios proyectos a través de los cuales desarrolla este objetivo.
Uno de estos programas es “Grafiteras por la Ley Maria da Penha”, un proyecto creado en 2008 que utiliza el graffiti y la cultura urbana para combatir la violencia contra las mujeres.
A través de este proyecto, la artista busca que niñas afrodescendientes de diferentes comunidades de Río conozcan sobre sus derechos y sobre la Ley Maria da Penha, una severa legislación destinada a combatir la violencia doméstica y de género que entró en vigor en 2006 en Brasil.
Aunque no sabe si Malala ayudará a financiar su proyecto, ella “quedó muy impresionada”, aseguró la artista.
“Ella quedó muy impresionada porque ella está enfocada en la educación y aquí nosotros educamos a niñas y mujeres en sus derechos”, dijo.
Actualmente, en la favela hay más de 100 niñas y adolescentes en el taller de grafiti y la fundación también capacita a otras en escuelas de diferentes zonas de Río.
Sin la presencia de la prensa, en medio de un absoluto sigilo y acompañada únicamente por los miembros del proyecto, Malala recorrió las calles de la favela y detalló varios de los grafitis que han sido plasmados allí por las niñas y jóvenes que participan en el programa.
“Ella conversó con las niñas y les preguntó por los desafíos en relación con la educación, el mundo del arte que las inspira y la violencia que viven diariamente”, dijo Jlo Borges, coordinadora del programa en la favela.
Entre los murales pintados por las niñas Malala posó frente a las obras de arte que dan vida y color en la favela y también frente a su propia imagen, un homenaje de Panmela a esta joven defensora de los derechos humanos de las mujeres.
Este lunes, Malala anunció en un evento en el que participó en Sao Paulo que “muy pronto” pondrá en marcha en Brasil un proyecto “personal” para fomentar la educación de las niñas, aunque no ofreció detalles sobre la iniciativa.
Según la activista, quien fue tiroteada por los talibanes cuando tenía 15 años por defender el derecho de las mujeres a la educación, se estima que ese derecho básico es negado a unas 1,5 millones de mujeres en el gigante suramericano.