Cuando el reloj marcó casi las 23:00 de este sábado, los efectos de sonido y fuegos artificiales transformaron el ambiente en el estadio de la Nueva Olla. De fondo comenzó a sonar la música Manda una señal y en el escenario apareció el esperado grupo, Maná.
Durante un poco más de dos horas de show en vivo, la banda tocó canciones para el amor, el desafecto y hasta para generar conciencia ambiental; músicas que hicieron vibrar a un expectante público.
“Increíble habernos alejado tantos años. Es un país que llevamos en el corazón y le dijimos a nuestros manejadores que tenemos que ir a Paraguay, sí o sí. Esta noche queremos decir que no vamos a tardar tanto en regresar; vamos a seguir viniendo a recibir y a dar amor. Es uno de los países más chingones (buenos) de Latinoamérica”, comentó el vocalista Fernando Emilio Olvera Sierra (Fher), con el acento mexicano característico.
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Durante la noche no faltaron los clásicos temas como: Labios compartidos, Vivir sin aire, Bendita tu Luz, Mariposa traicionera, Ángel de amor y otros éxitos de baladas, rock y pop latino, además de momentos de interacción con el público.
Mensaje ambiental
Maná también se caracteriza por buscar generar conciencia ambiental a través de la música.
“Tenemos que seguir luchando para dejar a nuestras siguientes generaciones un planeta limpio y habitable”, fue la invitación que hizo Fher a los presentes para dar paso a la canción ¿Dónde Jugarán Los Niños?.
Mientras sonaba esta canción, en el escenario apareció un gigantesco elefante y en la pantalla central imágenes de la biodiversidad en riesgo por la degradación de la tierra, a nivel global.
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El show luego se concentró en el ritmo de la batería ejecutada por Álex “El Animal” González. Mientras, el resto del grupo, sigilosamente, se trasladaba por uno de los laterales y apareció en el escenario menor, montado en zona de campo. Allí siguió deleitando con éxitos como: Eres mi religión.
Tras retornar al escenario principal, la cuenta regresiva comenzó a palpitarse con la entonación de Clavado en un bar y como broche de oro Rayando el sol.
La despedida fue en medio de la magia de luces, tanto de producción como de los miles de teléfonos móviles prendidos cual constelaciones.
Maná se despidió exhibiendo las dos banderas latinoamericanas, la de su país de origen, México, y la de Paraguay. Fue como símbolo de hermandad, agradecimiento y la promesa de retornar siempre junto a su cálido público de Tierra Guaraní.