El concepto del alojamiento es muy similar al de un hotel cápsula con dormitorios de dos metros de largo, por unos 1,2 metros de ancho y un metro de alto construidos en el interior de estructuras en color blanco inmaculado con baldas repletas de tomos que permiten al huésped pernoctar, literalmente, envuelto en cómics.
El hotel se sitúa en Jimbocho, el barrio tokiota de los libros por excelencia, hogar de editoriales, más de un centenar y medio de librerías y tiendas de segunda mano. “Queríamos diferenciarnos escogiendo este lugar”, explicó Masayoshi Mikoshiba, cofundador del espacio, durante la presentación del establecimiento.
Mikoshiba considera que otros barrios de acceso más común, como Akihabara, Shibuya o Shinjuku, no se lo habrían permitido.
El catálogo del Hotel Manga Art se compone de unas 600 series y más de 5.000 volúmenes, todos disponibles para comprar. Del total, entre 800 y 900 tomos están en inglés, en un intento por atraer no solo al público local, sino al creciente turismo extranjero.
Los responsables del proyecto consideran que el hecho de que solo una quinta parte de los mangas estén en el idioma internacional por antonomasia no es un problema. “Hay gente que simplemente disfruta ojeando el dibujo y aficionados que vienen a Japón buscando el formato original de sus obras favoritas”, argumenta Mikoshiba.
Elegir los títulos “ha sido difícil”, reconoce a Efe Mikoshiba, que si bien explica que “no existe un límite de años de publicación en la selección, algunos son ya difíciles de encontrar (...), por lo que la mayoría son de los últimos 10 años”.
No faltan varias versiones de Akira (1982), de Katsuhiro Otomo; la más reciente Otouto no Otto (El marido de mi hermano, 2014), de Gengoro Tagame, o Metamorphose no Engawa (2018), de Kaori Tsurutani, una obra que califica de “curiosa” y “fácil de leer”.
La colección no es inamovible. El equipo quiere ampliarla si es necesario y cambiar los títulos “en función de la respuesta de los clientes”, con los que puede tener contacto directo gracias al tamaño reducido del hotel, que cuenta únicamente con 35 dormitorios, 16 para mujeres y 19 para varones en dos plantas diferentes.
La separación por género es un requisito de la normativa local y un concepto muy extendido en el país, sobre todo en alojamientos de este tipo en los que las duchas y servicios son compartidos.
Esto significa que en principio las series están distribuidas en pisos diferentes según se enfoque, una limitación a la que se está buscando una solución, como establecer determinadas horas al día para que pueda transitarse libremente por los dos pisos para escoger los títulos, apunta Yasukazu Yoshitama, otro de los fundadores.
Para Yoshitama una de los puntos fuertes del hotel es que puede contribuir a que el lector encuentre mangas desconocidos y conozca a gente que comparta esta afición. Los mangas son “algo que nos puede emocionar, que nos aporta valor y que son simplemente piezas de literatura increíbles”, expone con entusiasmo.
“El protagonista del hotel es el manga, por eso he creado un espacio para destacarlos”, dice el arquitecto, Tan Yamanouchi. Pese al espacio reducido y el gran volumen de material, ha conseguido crear un espacio diáfano y acogedor en el que perderse unas horas.
El hotel tiene previsto abrir sus puertas este mes y el precio por noche se sitúa entre 4.800 y 6.800 yenes (unos 38-54 euros).