Convencida de que las aplicaciones de citas que, como Tinder, alardean de haber facilitado la química entre sus usuarios con “más de 55.000 millones de matches”, Rojas asegura en una entrevista con EFE en Bogotá que ambas partes tienen “intereses contrapuestos”.
“Tú buscas encontrar a un hombre para siempre y, por lo tanto, dejar Tinder y Tinder necesita que no encuentres al amor de tu vida”, dice la autora del libro de no ficción más vendido en 2019 en España: “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”.
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Para esta profesional especializada en estrés y trastornos somáticos, esta cocina del amor y de lo casual donde “sí que hay algo para todo el mundo” constituye, para algunos, una fuente de “frustración” al confundirse el sexo casual con el amor o la compañía.
La herida del “Ghosting”
A la tiranía de este juego de “scroll” en el que enamorados y amantes se escogen observando una foto, la psiquiatra añade el impacto de fenómenos como el “ghosting” porque considera que los seres humanos se fueron “acostumbrado a que no hay nadie detrás” de la pantalla.
El “ghosting” se erige como una de las maneras, cada vez más de moda, de “terminar” una relación donde se desaparece sin dar ningún tipo de explicación, lo que genera una sensación de “abandono” que reabre muchas heridas en la otra parte.
“Dependiendo de tus expectativas con la aplicación, puede ser que te genere muchísima frustración o una gran felicidad”, precisa tras recomendar a los usuarios que no hablen con más de tres personas a la vez.
Vivir en un mundo “Dopaminérgico”
Una de las críticas que Rojas vierte sobre la sociedad es la del sentir “mucho más vértigo” hablando de emociones que de sexo.
Este vaticinio lo hizo el filósofo francés Roland Barthes a finales del siglo pasado cuando llamó “tabú sentimental” a la aproximación a una sociedad “hipersexualizada” a la que le cuesta ahondar en los sentimientos.
En este sentido, la psiquiatra explica que existen tres tipos de relaciones sexuales: sexo con amor; sin amor y por el mero placer del disfrute sin compromiso, y el sexo comprometido, cuando la libido disminuye.
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Dentro del llamado “sexo causal”, Rojas recuerda que en él también se “busca distracción o una vía de escape fácil ante momentos de estrés”, por lo que se corre el riesgo de incidir en la salud mental y de generar depresión.
Bajo el argumento de que “nos hemos convertido en drogodependientes emocionales” al querer “tener emociones todos los días”, la especialista advierte que, como sucede con la cocaína o la pornografía, el sexo es “dopaminérgico” y, por ende, no solo se vuelve cada vez más adictivo sino que además nos pide más intensidad.
La importancia “Tocar con cariño” en la infancia
Otra de las problemáticas que Rojas identifica en la sociedad de los “nativos digitales” es el déficit de atención fruto de la aceleración, la hiperestimulación y el impacto de las pantallas.
Esta crisis de atención, explica, bloquea las herramientas para salir de ella y crea una polarización que empuja a sentir “todavía más” hasta que se da un “golpe de Estado en los sentimientos y las sensaciones” donde lo importante es lo que se siente y no lo que se piensa.
En relación a la creación de adultos “más independientes y seguros” insiste en la importancia de que los padres toquen “con cariño” a sus hijos en la infancia porque “un niño que se siente abrazado y protegido, se siente más seguro”.
“Si tú lo dejas llorar sin parar y no atiendes sus necesidades básicas porque consideras que así se hace fuerte generas un apego inseguro”, sentencia Rojas y agrega que estos comportamientos pueden desembocar en trastornos de la personalidad o de ansiedad crónicos.