Un equipo internacional de científicos ha concluido ahora que el hecho de que ni los diferentes instrumentos que orbitan el planeta rojo ni los exploradores que trabajan en la superficie no detecten ese gas durante el día sugiere la existencia de algún mecanismo de destrucción o secuestro de metano cerca de la superficie, aunque aún está por determinar.
En la investigación han participado científicos del Centro de Astrobiología, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Ministerio de Ciencia y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) del Ministerio de Defensa, y las conclusiones del trabajo se han publicado en la revista Astronomy and Astrophysics.
Las mediciones de metano las ha proporcionado el vehículo de la Nasa Curiosity, que explora el cráter Gale, ha informado el INTA en una nota difundida hoy, en la que se explica que la detección durante la noche pero no durante el día revelaría una acumulación nocturna del gas cerca del suelo.
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La detección de metano en la atmósfera de Marte tiene mucha importancia desde un punto de vista astrobiológico, ya que en Tierra la mayor parte del metano atmosférico tiene un origen biológico.
Así, según la misma fuente, la presencia de metano en Marte plantea la posibilidad de que pudiera haber actualmente o hubiera habido en el pasado vida allí, y ahí radica la trascendencia de su estudio y de la determinación de su origen.
La gran diferencia entre las mediciones diurnas y nocturnas sugiere que el metano se acumula mientras está contenido cerca de la superficie por la noche, pero cae por debajo de los límites de detección de los instrumentos con los que está dotado el explorador marciano.
Estos datos son coincidentes con que no se detecte metano en las capas medias y altas de la atmósfera marciana (entre 3 y 5 kilómetros sobre el suelo) por parte de algunos de los instrumentos que están orbitando el planeta.
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Los investigadores plantean que sin la evidencia de la producción de metano por parte del propio explorador de la Nasa, la fuente del metano detectado serían “microfiltraciones” a través del subsuelo, que liberarían el metano a la atmósfera.
La explicación que han dado los científicos señala que la liberación de metano está contenida dentro de lo que llaman la “capa límite planetaria”, que es “comprimida” por la noche debido a una combinación de inversión nocturna y vientos convergentes de flujo descendente que confinan el metano dentro del cráter y cerca del punto donde es liberado.
El investigador del Centro de Astrobiología Jorge Pla-García, coautor del estudio, ha señalado en la nota difundida hoy que las simulaciones meteorológicas que han realizado sugieren que los vientos de ladera que descienden -al ser más fríos pesan más que los de su entorno- a través de los bordes del cráter por la noche, y que retendrían y concentrarían el metano cerca de su fuente de emisión, que estaría cerca del explorador Curiosity, que así lo detecta.
Por el día, esos vientos revierten y empiezan a ascender -al ser calentados- a través de los bordes del cráter, y transportarían el metano hacia el exterior del mismo, y entonces dejarían de ser detectados en el suelo por el explorador y en la atmósfera marciana por los instrumentos que orbitan el planeta.