“Una cuestión interesante para pensar es que esa decisión (la ruptura con la DEA) no se tomó de una manera coordinada con agentes del Gobierno, del Poder Ejecutivo, es más, se tomó fuera del ámbito del Ejecutivo, pareciera que fue el presidente del Partido Colorado (Horacio Cartes) que tiene mucha influencia en el Gobierno”, manifestó Martens.
Explicó que dicha hipótesis es muy fuerte, ya que el que comunicó la ruptura, fue el ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Jalil Rachid, y el mismo recibió el respaldo del presidente de la República, Santiago Peña, en dos ocasiones, en la jura de los nuevos policías y en el operativo en Canindeyú.
“Rachid obtiene el respaldo público, político y simbólico del presidente de la República, o sea, hasta el momento, nadie pagó políticamente por esa metida de pata, por esa reculada”, sostuvo Martens sobre los últimos hechos noticiosos.
Recordó que el propio comandante de la Policía Nacional, Carlos Humberto Benítez González, ni el ministro del Interior, Enrique Riera, ni el comandante del Consejo de Defensa, Cibar Benítez, sabían de la nota remitida por Rachid a la DEA.
Arrebato. ”Todos estos elementos refuerzan la hipótesis de que esa decisión no se tomó desde el Ejecutivo, y sí, fuera de ese ámbito, donde existe un poder real o fáctico. Ese es un primer elemento, y un segundo elemento, es que, con la reculada, se evidencia nuevamente que fue una improvisación, que fue como un arrebato, una decisión sin pensar en las consecuencias”, sostuvo Martens.
Recordó que la reacción de los EEUU, luego de la ruptura con la DEA, fue lo que generó el escándalo que terminó con la reculada del Gobierno.
“Con la reacción del Gobierno de los EEUU, se vuelve atrás (de la ruptura con la DEA), y un tercer elemento, que sostiene todo esto que estoy diciendo, es que, desde el momento en que se hace ese anuncio (la reculada), los medios de comunicación, los perfiles de Facebook y Twitter, afines al cartismo, empiezan a publicar que la Senad es la única que viene haciendo incautaciones, que la SIU-Senad-DEA nunca aportó ni apoyó, publicaciones en contra de funcionarios de SIU. Se ve muy orquestado todo”, dijo.
El especialista en criminología aseguró que todos estos elementos detallados llevan a fortalecer la hipótesis de que la orden para romper con la DEA no fue una decisión consensuada y pensada con actores del Poder Ejecutivo, sino que fue por fuera del aparato institucional.
escuchas. Por otro lado, Martens remarcó que la unidad SIU, que conforman agentes de la Senad que trabajan con la DEA, son los que aplican técnicas de investigaciones especiales, como la escuchas telefónicas.
“Es la propia DEA, la que escucha, analiza y comparte con el Estado paraguayo esas informaciones, entonces, por ahí viene otra explicación e interpretación: es tanta la información de la DEA, en contra de ciertos actores, seguramente, y por eso, se veían en la necesidad de que eso siga produciéndose”, explicó.
Recordó que en Bolivia, se sospecha que el corte de cooperación y expulsión a la DEA se dio cuando la agencia reunió mucha información contra narcopolíticos.
“Muchas personas del mundo político están vinculadas al narcotráfico, conforme a los operativos del propio Ministerio Público, el Operativo A Ultranza, y otros que se hicieron con cooperación internacional”, sostuvo, en alusión al Paraguay.