Entre el 23 y 28 de marzo del año 1999 se produjo la mayor gesta ciudadana en la historia del Paraguay, que tumbó al gobierno de Raúl Cubas y derivó en el exilio y posterior prisión de Lino César Oviedo. Durante esos días siete manifestantes murieron y más de un centenar resultaron heridos, pero la violencia pudo ser contenida antes de que la masacre sea mayor.
Tras el magnicidio del entonces vicepresidente de la República, Luis María Argaña, asesinado por sicarios el 23 de marzo de 1999, en Asunción, el repudio ciudadano no se hizo esperar. A pesar de la represión por parte del Gobierno, la capital del país fue escenario de varios días de manifestaciones lideradas principalmente por jóvenes y campesinos.
Los ciudadanos exigían la salida del entonces presidente Raúl Cubas y cárcel para el ex general Lino Oviedo, a quien señalaron como el responsable del crimen de Luis María Argaña. Las protestas se endurecieron con el correr de los días, mientras que el Congreso llevaba adelante el juicio contra Cubas.
El viernes 26 de marzo de 1999, el presidente Cubas ordenó que las Fuerzas Armadas salgan a imponer control. Una decena de tanques y tropas de la Caballería avanzaron hacia el centro de Asunción, pero las barricadas impidieron el ingreso hasta las plazas que estaban copadas por los manifestantes.
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Pocas horas después, se produjo un ataque con armas de fuego por parte de francotiradores ubicados en edificios cercanos a la Plaza de Armas y desplegados en las calles aledañas al Congreso, dejando un saldo de varios manifestantes muertos y centenares de heridos.
El sábado 27 de marzo, por un acuerdo que fue garantizado por el entonces arzobispo de Asunción, monseñor Felipe Santiago Benítez, los manifestantes aceptan retirarse de las plazas y acuerdan permanecer en las inmediaciones de la Catedral Metropolitana para garantizar la realización del juicio político parlamentario.
A las 20:40 del domingo 28 de marzo, el presidente Raúl Cubas, ante su inminente destitución, comunica su renuncia y su partida al exilio, al Brasil. A las 21:00, el titular del Congreso, Luis González Macchi, asume la presidencia. Las Fuerzas Armadas reconocen la legalidad del nuevo Gobierno, mientras que el ex general Lino Oviedo huye hacia Argentina.
Una mediación que evitó una masacre mayor
Las movilizaciones ciudadanas estaban lideradas por un grupo al que se denominó Jóvenes por la Democracia y que contaba con representantes de diferentes partidos políticos. Además, un importante número de campesinos marchaban por Asunción pidiendo la condonación de las deudas, en su sexta movilización nacional.
Jóvenes por la Democracia tenía como cabezas visibles a Fernando Camacho (Encuentro Nacional), Adrián Castillo (ANR), Enrique Sánchez (Independiente) y Humberto Blasco (PLRA).
En la noche del viernes 26 de marzo al que se conoce como “El Viernes de Dolores”, cuando corría sangre en las plazas aledañas al Congreso Nacional, acudieron al auxilio de la Iglesia Católica como mediadora para contener la violencia.
Fernando Camacho, quien ahora es presidente del Partido Encuentro Nacional (PEN), habló con Última Hora sobre el importante rol que tuvo el monseñor y futuro cardenal Adalberto Martínez, para contener la violencia durante el Marzo Paraguayo.
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“Fue un momento muy tenso y doloroso. La noticia de los jóvenes que caían por las balas, el sonido de las ambulancias, hacían que el escenario sea dantesco y muy triste. En medio de esa crisis, decidimos pedir la mediación de la Iglesia. Buscábamos alguna manera de evitar más muertes y fue entonces que aparece un obispo auxiliar que se presentó como Adalberto Martínez”, recordó Camacho.
Fernando Camacho relató que tras conversar con Adalberto Martínez se inició un proceso de diálogo y negociación con el Gobierno que terminó de manera exitosa, evitando que la tragedia sea mayor. “Me impresiona que esa persona que tuvo un rol benéfico, en medio de una tragedia, hoy sea nombrado como cardenal”, dijo.
“Recuerdo que Adalberto Martínez era un sacerdote joven. Tuvimos en frente a una persona que nos transmitía mucha paz, mucha calma y serenidad. Él nos escuchó y, desde ese momento, se involucró de forma muy activa en participar de la resolución del conflicto”, rememoró el presidente del PEN.
El rol de la Iglesia durante el Marzo Paraguayo
La Iglesia Católica tuvo un papel fundamental durante los episodios del Marzo Paraguayo. Incluso, la Catedral Metropolitana acogió a los heridos y fungió como un refugio para los manifestantes.
Durante ese periodo, los obispos, sacerdotes, religiosas, laicos, Universidad Católica y la Pastoral Social se abocaron en atenciones y servicios, abarcando varios frentes de acción.
Eso significó atender a 30.000 campesinos, propiciar el diálogo con las autoridades y acompañar la dramática situación que en esos momentos tocó vivir a los grupos políticos y a los Jóvenes por la Democracia.
El entonces arzobispo, Felipe Santiago Benítez, señalaba dos meses después a Última Hora, que se acompañó todo el proceso con oración. Asimismo, rememoró que tras el asesinato de Luis María Argaña, se trasladó junto con Adalberto Martínez hasta El Cabildo, donde el vicepresidente era velado y que oficiaron un responso.
En la misma entrevista, el monseñor Benítez recordó que él y Martínez acudieron hasta la Plaza de Armas para conversar con los jóvenes y luego se dirigieron hasta el Palacio de Gobierno, donde fueron recibidos por Raúl Cubas.
Según lo manifestado por el entonces arzobispo, lo primero que hizo fue cuestionar al ex presidente su ausencia durante el sepelio de Argaña. Señaló que este “recambió bien el golpe” y que le explicó que era riesgoso acudir hasta el lugar y que designó a un emisario.
Benítez le respondió que “en casos límite no bastan las palabras, hay que recurrir a signos y gestos”.
Adalberto Martínez, primer cardenal paraguayo
El monseñor Adalberto Martínez Flores será investido este sábado como el primer cardenal paraguayo durante un consistorio que se celebrará en la Basílica de San Pedro y será presidido por el papa Francisco.
Martínez, recientemente asumió el máximo cargo en la Iglesia Católica entre los religiosos de Paraguay. Se convirtió en el obispo de la Diócesis de Asunción y arzobispo metropolitano el 6 de marzo pasado.
Anteriormente, fue obispo de la Diócesis de Villarrica del Espíritu Santo, de Guairá.
También preside la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) en forma ininterrumpida hace cuatro años, fue elegido al mando en el periodo 2018-2021 y 2021-2024.
Entre 2012 y 2018 fue obispo de las Fuerzas Armadas de la Nación y de la Policía Nacional y en el 2007 era la cabeza máxima de la Diócesis de San Lorenzo.
Se ordenó como obispo titular de Tatilti 10 años antes, siendo auxiliar en la Arquidiócesis de Asunción. El futuro cardenal paraguayo tiene en total 24 años de episcopado.
A sus 70 años y 37 años de sacerdocio, la trayectoria de Adalberto Martínez se caracterizó por su cercanía con los jóvenes y los más necesitados.
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Por 10 años, entre 1997 y 2007 fue responsable de la Coordinación Nacional de Pastoral de la Juventud. Fue obispo auxiliar hasta 1999.
El obispo de Asunción es considerado el ala progresista de la Iglesia Católica. En sus redes sociales y diferentes pronunciamientos se mostró del lado de los sectores menos favorecidos.
Recientemente, a través de su cuenta de Twitter denunció las situaciones de injusticia de campesinos e indígenas, que han sido despojados violentamente de sus tierras en los últimos tiempos.
Adalberto Martínez realizó sus estudios en la carrera de Economía en la Universidad Nacional de Asunción (UNA), su primaria y secundaria entre Coronel Oviedo y Asunción.
Nació en la capital el domingo 8 de julio de 1951.
Un dato no menor, es que en 2015, fue vicepresidente de la Comisión Organizadora de la Visita del papa Francisco a Paraguay.