Rino Giret
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En primer lugar, por la compleja trama de presuntas inversiones que realizó el anterior consejo de administración de la Caja y, en segundo lugar, porque cuesta acceder a la información completa de los casos. Lo único certero es que se trata de mucho dinero.
En medio de las cifras siderales que fueron destinadas a inversiones internacionales por las autoridades de la Cajubi entre los años 2007 y 2008, existe una porción menor de dinero, aunque no deja de ser por ello millonaria, que ni siquiera se sabe a dónde fue a parar. Y si se sabe, no se tiene conocimiento en concepto de qué se remesó la plata a tal beneficiario.
Así se desprende de un informe reciente que la actual directiva de la Cajubi le entregó al director general paraguayo de la Itaipú, Franklin Boccia, sobre el estado actual de las operaciones financieras que fueron judicializadas en Paraguay y en el exterior.
De acuerdo a ese informe, en el paquete de inversiones que fueron destinadas a firmas creadas por Eduardo García Obregón, un guatemalteco afincado en Canadá, figura un envío de cuatro millones de dólares canadienses (con similar cotización al dólar estadounidense), del que como único aval se tiene una nota “con las pretendidas características externas de un título o valor”, pero que está firmada por un garabato ilegible. La “nota” fue expedida por la firma First Canadian int Corp, creada por García Obregón y tenía como fecha de vencimiento el 11 de junio pasado, y debía ser pagada supuestamente por el Toronto Dominion Bank, aunque no lleva la certificación de la Comisión de Valores de Ontario ni de cualquier otra entidad fiscalizadora de este tipo de valores. “Esto es un simple recibo y no puede jamás ser asimilado a un valor bursátil que pueda ser endosado a efecto de su liquidez”, expresa el informe de la Cajubi. Es decir, sería un simple papel.
OTROS CASOS. Existen otros casos similares que en forma inequívoca llevan a concluir que una parte de los millonarios fondos que Cajubi remesó al exterior, en concepto de presuntas inversiones, se encuentran con paradero desconocido.
En agosto de 2007, el consejo de administración de la Cajubi había aprobado una inversión con la empresa Unión Securities, una firma canadiense que realiza compras y ventas especulativas en el mercado bursátil de los commodities (soja, petróleo, oro, etc.). El dinero que debía destinarse era de un total superior a los 14,5 millones de dólares canadienses, pero solo 11,4 millones fueron efectivamente a Unión Securities.
Más de tres millones de dólares canadienses fueron a parar en realidad a la cuenta de Managed (Portfolio) Corp., una firma que había sido creada apenas dos meses antes de la inversión por García Obregón. Ese dinero nunca se recuperó. Tampoco se sabe para qué fue destinado.
Son varias las transferencias de dinero al extranjero que hizo en esos años la Cajubi, en cuya presidencia se encontraba Víctor Bogado Núñez, y que terminaron en empresas que no guardaban ninguna relación con las inversiones originalmente aprobadas. Más de diez millones dólares, según un rápido conteo.
la estafa del siglo
Entre el torrente de dinero que la Caja transfirió al exterior para supuestas inversiones existen fondos de los que nada se sabe y cuyo destino es actualmente todo un misterio, revela un informe reciente.
EL GRAN BENEFICIARIO DE LAS REMESAS
El guatemalteco Eduardo García Obregón es el principal beneficiario de las transferencias de dinero de la Cajubi cuyo paradero hoy se desconoce.
Otro caso que involucra al guatemalteco que reside en Canadá se registró a inicios del 2007, cuando el consejo de la Cajubi decidió invertir en la compra de unos certificados financieros canadienses, respaldados teóricamente por un bien concreto, como un lote de carbón, petróleo u oro. Se decidió hacer estas inversiones a través de una compañía certificada por la comisión nacional de valores de Ontario, Canadá, la First Canadian Capital Markets.
Con ese objetivo se destinaron unos siete millones de dólares canadienses. Sin embargo, unos 730 mil dólares fueron desviados a una cuenta habilitada a nombre de otra empresa de nombre similar, pero que nada tenía que ver con la primera, la First Canadian Int. Corp, habilitada en Canadá poco antes de la inversión por el mismo García Obregón.
Al dinero que recibió García Obregón y que nunca se supo por qué ni qué destinó le dio se sumaron otros 2,8 millones de dólares que su empresa retiró del dinero remesado por Cajubi, sin que tampoco haya un solo documento que de cuenta del destino de esos fondos. En este caso puntual, son 3,5 millones de dólares que fueron a parar a manos de García Obregón sin que exista razón conocida ni documentos como para reclamarle los fondos.
Una de las sospechas que se manejan en torno a estos casos es que las remesas no serían otra cosa que el cobro de coimas.