A pesar de la derrota ante Alemania, miles de aficionados se congregaron en el emblemático Obelisco de la capital argentina para festejar el subcampeonato, pero lo que comenzó como una celebración pacífica terminó con enfrentamientos entre la policía y un minoría de radicales que atacaron dos unidades móviles de televisión.
Ante la cercanía de los agentes, los violentos los atacaron con piedras, por lo que tuvieron que ser dispersados con tanques de agua y gases lacrimógenos, mientras el grueso de la gente, en su mayoría jóvenes y familias llegadas desde otras provincias, abandonaban el lugar.
Fuentes policiales informaron a la agencia oficial Télam que había más de 30 detenidos y unas 20 personas heridas, 15 de ellas policías.
Varios testigos denunciaron ante los medios la “venta de alcohol ambulante sin ningún tipo de control” en los alrededores, cuyo consumo masivo habría influido en los violentos acontecimientos.