En Turquía, donde tuvieron su epicentro los temblores de magnitud 7,7 y 7,6, el último recuento oficial sitúa la cifra de heridos en más de 37.000. Los equipos de ayuda han logrado rescatar a unas 8.000 personas con vida de los casi 6.000 edificios destruidos.
Los rescatistas se esfuerzan por acelerar los trabajos para salvar a quienes permanecen bajo los escombros con temperaturas gélidas de hasta -6 grados, mientras los supervivientes se encuentran con las infraestructuras básicas muy dañadas.
Hasta el momento, se han contabilizado 435 réplicas de menor intensidad en las zonas afectadas en las que trabajan más de 60.000 personas en tareas de rescate y desescombro, en un dispositivo que cuenta con más de cien aviones y helicópteros desplegados.
En Siria la cifra de muertos por los terremotos ascendió este miércoles a 2.092 y el número de heridos se eleva ya a 4.049, mientras que cientos de personas continúan atrapadas entre los escombros más de 48 horas después del seísmo inicial, informaron diversas fuentes.
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Las áreas de las provincias noroccidentales de Idlib y Alepo, en manos de la oposición y fronterizas con Turquía, concentran el mayor número de víctimas, con 1.250 fallecidos y más de 2.600 heridos, según el último recuento ofrecido por el grupo de rescatistas Cascos Blancos en su cuenta de Twitter.
Los socorristas alertaron de que “cientos de familias” continúan atrapadas bajo los restos de edificios derrumbados, por lo que se prevé que el balance siga aumentando.
Ya antes de los seísmos, Siria sufría su peor crisis humanitaria desde el estallido de las revueltas contra Damasco en 2011 y el posterior inicio de la guerra, con el 90% de la población sumida en la pobreza, desabastecimientos de productos básicos y millones de personas desplazadas.