Por Irma Oviedo
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Aprender pese a la enfermedad y culminar el año en el aula hospitalaria del Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, de San Lorenzo, Reducto, fue el gran desafío del paciente oncológico Fabián P. (7), oriundo de la colonia Capitán José Mauricio Troche, Departamento de Guairá.
El pequeño le sigue dando batalla al cáncer y acude mensualmente al centro especializado para sus controles. Actualmente, cursa el segundo grado en su escuela de origen, gracias al espacio de aprendizaje hospitalario que le permitió seguir estudiando el año pasado. En este centro, se atiende a un total de 35 niños.
El programa aula hospitalaria se inició en el año 2009 en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, y se extendió posteriormente al Hospital Central del Instituto de Previsión Social (IPS), el Hospital de Clínicas de San Lorenzo, el Instituto Nacional del Cáncer de Areguá, el Centro de Emergencias Médicas y el Hospital Nacional de Itauguá.
El servicio de atención educativa compensatoria en aulas hospitalarias cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y permite evitar la deserción escolar y la repitencia de los niños que deben hospitalizarse.
Los docentes, que tienen rubros del MEC, desarrollan materias básicas como matemática y comunicación, y otros. Los niños tienen también evaluaciones y exámenes finales. Si el niño está matriculado con la escuela de origen, se hace la comunicación oficial a la institución educativa y se remite su proceso de aprendizaje con documentos. En caso contrario, se inscribe al paciente en alguna casa de estudios.
El programa generalmente atiende a niños del interior del país y guaraní hablantes.
EXPERIENCIAS. Entre el tratamiento médico incómodo y doloroso, los niños se adaptan a la escuelita, como un espacio de dispersión, recreación y aprendizaje, como una forma de mantener la normalidad de la vida.
Un promedio de 60 a 70 pacientes pediátricos se atiende mensualmente en el aula hospitalaria del IPS que se habilitó en el año 2010.
La licenciada Letizia Rivela, encargada del aula de la previsional, explicó que la formación del niño es totalmente diferente al aula regular, porque es un tipo de educación compensatoria que se da de manera individual, dependiendo de cada caso.
“La particularidad del IPS es que es diferente a otros hospitales, acá la rotación de los chicos es alta”, relató Rivela al tiempo de añadir que para dar un ambiente familiar también realizan las tradicionales fiestas de San Juan y Primavera.
Las clases se desarrollan diariamente, según la predisposición del paciente, y se realiza en cada sala de internación.
En el Hospital de Clínicas de San Lorenzo la experiencia se repite en el Departamento de Hematoncología, que atiende a pacientes con cáncer, y en Medicina Interna, donde son atendidos niños con diferentes patologías como enfermedades renales, cardiacas y otros, desde el año 2010.
En Hematoncología hay 15 niños que forman parte del programa aula hospitalaria que tienen un promedio de internación de cuatro a seis meses y en Medicina Interna anualmente alcanza a 420 pacientes que acceden al apoyo escolar, que tienen un máximo de internación de ocho meses a un mes.
La encargada de aula hospitalaria en Clínicas, Mónica Mendoza, destacó que el espacio constituye un centro de recreación y aprendizaje de los más pequeños. El trabajo en el aula hospitalaria es bastante flexible, se da énfasis en artes plásticas para que los niños se entretengan y escapen al mundo del dolor que sufren durante el tratamiento.
Con las experiencias educativas se demuestra que los niños y adolescentes tienen una oportunidad de seguir aprendiendo, entre el dolor y la enfermedad.