En los últimos diez años, un total de 793 carreras y programas académicos se sometieron al proceso de acreditación que estableció la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes), en 2008, en acuerdo con las instituciones del sector. Pero solo 347 lograron el sello de calidad, correspondiente al Modelo Nacional y al Sistema Arcu –Sur. Al resto (446 ofertas) se le negó la acreditación o fueron postergadas y, entre ellas, algunas están pendientes de resolución de la agencia.
“Los números, al corte de diez años, demuestran que solamente el 44% consigue la acreditación. Esto muestra, de alguna manera, el gran reto que tenemos en la educación superior, de seguir trabajando en esta búsqueda de la calidad”, afirmó Raúl Aguilera, presidente de la Aneaes.
También esto compromete a una mayor sensibilización a toda la comunidad universitaria sobre la necesidad de trabajar en “políticas institucionales” –dijo– que apunten a la calidad académica.
“La reflexión más fuerte es que tenemos que potenciar a las instituciones que trabajan por el aseguramiento de la calidad como el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones), el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), la propia agencia, en políticas sostenidas, de tal manera en que estos números dentro de diez años puedan ser diferentes”, aventuró.
Aguilera hizo la salvedad de que entre las que no tienen acreditación “hay un porcentaje que están en proceso”, que no son visibles todavía y que a fines de año, o en marzo próximo, podrían tener calificación diferente.
REZAGADOS. Mientras en Paraguay todavía se procura regularizar la calidad de las ofertas académicas, en países de la región están en otra cosa. “Argentina, Chile y Colombia están en fase de alta calidad. Ya pasaron la regularización, están apuntando a estándares mucho más elevados”, dijo al ser consultado sobre si había punto de comparación de esta situación nacional con lo que se ve a nivel regional. “Es un gran reto para todos los gestores de la educación y para las máximas autoridades de apostar a la calidad, puesto que esto no tiene un retroceso: aquellas entidades que no tengan políticas claras o que renuncien a la calidad, tienen como una sentencia de sociedad con la información pública que tienen las entidades, se tiene una fotografía de cada entidad”, remató el titular de la Aneaes.
Debilidades
Estos indicadores, en palabras de Raúl Aguilera, demuestran a su vez la necesidad de que las universidades e institutos mejoren su estructura, su plantel docente y aseguren recursos para la investigación como en equipamientos que “deben ser coherente con lo más nuevo que la academia solicita”. Enumeró las debilidades estructurales: incumplimiento de carga horaria, falta de recursos humanos, docentes de trayectoria; limitados recursos para la investigación y equipamiento deficientes.
“No todas están en condiciones para llevar a cabo óptimamente el desarrollo de una oferta. Estas son las grandes debilidades que llevan a no acreditar”, apuntó.