Alrededor de la mitad de las mujeres que están presas en las cárceles paraguayas se encuentran procesadas por alguna violación a la Ley 1340 que reprime el tráfico de drogas. De acuerdo con el propio Ministerio de Justicia, la abrumadora mayoría de estos casos son por la venta de crac y otras drogas al menudeo.
Por un lado, el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP), en su anuario estadístico de 2019, advierte que se trata del 45,1 por ciento de las mujeres recluidas. Por el otro, la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, indicó que actualmente las procesadas y condenadas por tráfico de estupefacientes representan el 58,8% de la población penitenciaria femenina.
“En general el perfil de estas mujeres es el de un poco grado de instrucción, provienen de familias desintegradas, son pobres, desde muy pequeñas tuvieron que trabajar y muchas veces ya sufrieron algún tipo de abuso”, explicó Stella Cacace, comisionada del MNP que realizó varias investigaciones e intervenciones en penales de mujeres.
“Últimamente vemos cómo la venta de drogas parece haberse convertido en un negocio familiar, que empieza algún varón de la casa, y cuando él cae, continúa la familia. Entonces encontrás casos donde están presas en un mismo penal la madre, la abuela, la hija y además tienen preso a un varón de la familia“, explicó la funcionaria.
“La causa principal de la mayoría es la necesidad económica, son reclutadas, son mujeres cabezas de familia que están en extrema pobreza, es un fenómeno regional, no es solo en Paraguay. En Panamá y Costa Rica, por ejemplo, se hicieron modificaciones legislativas sobre la base de esos datos”, señaló por su parte la titular de Justicia.
Cacace indicó que las tasas de reincidencia entre las mujeres son bajas. En ese sentido, la ministra Pérez señaló que el Ministerio enfoca los trabajos de reinserción de las mujeres presas en la faceta laboral. “Se busca paliar el problema económico, que trabajen ya desde la cárcel y que una vez fuera ese trabajo continúe. Muchas veces estas mujeres se van presas, pierden contacto con su familia, pierden contacto con sus hijos, te dicen que van a hacer cualquier cosa para no volver a la cárcel porque se quedan sin control sobre sus hijos, como en muchos casos tampoco tienen papá. Eso favorece, por decir de alguna manera, que no vuelvan a delinquir”, indicó la ministra de Justicia.
DUEÑAS DE CASAS
Dante Leguizamón, también comisionado del MNP, mencionó que un problema recurrente en los penales de mujeres es el encarcelamiento a personas que aparentemente no vendían drogas, pero eran dueñas de las casas donde se comercializaba.
“Es importante saber que, por ejemplo, tu hijo puede estar traficando, pero según la Ley 1340 el responsable del establecimiento también tiene que ser investigado y tiene la posibilidad de pena, algo que sí se cumple en el caso del microtráfico, pero no cuando se encuentra grandes cantidades de droga en una estancia, por ejemplo. Hay una diferencia en el impulso penal”, manifestó Leguizamón.
Sobre el mismo punto, Cacace destacó que este es un problema más común de lo que se cree. “Tenemos testimonios de esto, de una veintena de mujeres. En Concepción encontramos a una señora de más de 70 años muy enferma, vivía en el fondo de su casa y estaba muy mal. Entonces había venido el nieto a hacerle compañía y el nieto se dedicaba a la venta y le llevaron a ella presa por ser la dueña de la casa”, relató.
Por otro lado, Leguizamón resaltó que existe una cifra oculta del efecto del microtráfico en el sistema penitenciario: La cantidad de delitos contra la propiedad, el más común entre los presos, cometidos por consumidores bajo los efectos del crac o en proceso de abstinencia.