Más que nunca hay que votar el 30 de abril en las elecciones generales. La ciudadanía debe acudir a los locales de votación y decidir a conciencia para de esa manera determinar quiénes serán sus autoridades. En 15 días deberá escoger a un presidente de la República, gobernadores, senadores, diputados y miembros de Juntas Departamentales. En el día D la participación de la gente será fundamental para el futuro de la República.
La madurez electoral, el intentar sufragar según propuestas, ideas políticas y el modelo de país que cada ciudadano pretenda, debe ser el norte al momento de acudir a la urna electrónica y no el arreo por el caudillismo de base. Esta práctica tradicional en cierto sector y que muy poco favor le hace a la salud de la democracia de a poco debe ser derruida con los años, ya que está muy arraigada en las estructuras partidarias.
Los funcionarios públicos deben dar un paso adelante y si bien no lo digan públicamente por quién votar, porque deben mantener su puesto, pueden elegir en silencio por quien más crean conveniente, según sus convicciones, en el cuarto oscuro.
Hay que intentar elegir al candidato que uno crea que pueda dejar acciones y obras positivas para el país y la comunidad en donde uno reside. Los cargos a elegir serán fundamentales para el desarrollo del país desde la titularidad del Ejecutivo, en el Congreso para la elaboración de leyes, gobernadores y miembros de Juntas Departamentales para el progreso de las regiones.
Nuestro principal problema es la corrupción que afecta al país. Hay que tener en cuenta este problema endémico que empobrece a la nación y que afecta directamente al bienestar ciudadano a la hora de votar. Se debe saber diferenciar a los candidatos que ya tienen antecedentes por haber metido la mano en la lata o estar sospechados de cometer un hecho punible. No se tiene que repetir el mismo error si ya se cometió, aunque sea un correligionario. Hay que pensar al sufragar, en tanta gente que puede mejorar su acceso, en especial, a salud y educación, su bienestar en general con actos de gobierno que prioricen al pueblo.
Un total de 9.129 candidatos participarán en las elecciones generales. El ciudadano, aparte de optar por un presidente y un vicepresidente, tendrá que elegir 45 senadores titulares y 30 senadores suplentes, además de 80 diputados titulares y 80 diputados suplentes, 17 gobernadores y 257 miembros titulares de Juntas Departamentales e igual cantidad de suplentes, según el TSJE.
Están habilitados 4.782.940 electores: de esta cifra 2.612.262 personas están en la franja joven, la que representa el 53,55% de los inscriptos de 18 a 39 años. Es decir, la fuerza electoral joven puede tener gran relevancia en los resultados si tienen alta participación.
Hay que recordar que el artículo 118 de la Constitución Nacional consagra que el sufragio es un derecho, deber y función pública del elector. Constituye la base del régimen democrático y representativo. Se funda en el voto universal, libre, directo, igual y secreto; en el escrutinio público y fiscalizado, y en el sistema de representación proporcional. El artículo 120 establece que son electores los ciudadanos paraguayos que hayan cumplido 18 años. Los ciudadanos son electores y elegibles, sin más restricciones que las establecidas en la Constitución y la ley.
La oferta electoral es amplia. De allí la importancia de no solo votar, sino que saber elegir. Por ello es que el ciudadano tendrá una vital relevancia el 30, por lo cual su participación será crucial y lo que decida en el cuarto oscuro, fundamental para el futuro del país y de sus departamentos.