El primero de los estudios, de tipo observacional y que publica Plos, se fijó en 11.233 japoneses de 65 a 84 años para señalar que aquellos con perro tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de sufrir una discapacidad que los que nunca habían sido dueños de un can.
Sin embargo, no había diferencia en el riesgo para los dueños de gatos, señala la investigación que firma el Instituto Nacional de Estudios Ambientales de Tsukuba (Japón),
Para comprender mejor la relación entre una mascota y el riesgo de discapacidad, el equipo tomó datos sobre la tenencia de perros y gatos entre junio de 2016 y enero de 2020.
La menor posibilidad de sufrir una discapacidad se mantuvo incluso después de tener en cuenta factores sociodemográficos y de salud que podrían influir en el riesgo de discapacidad, como el estado civil, los antecedentes de enfermedades crónicas o el tiempo pasado al aire libre.
Sin embargo, la tenencia de perro o de gato no se asoció a un menor riesgo de muerte por cualquier causa.
El segundo estudio sugiere que tener una mascota, como un perro o un gato, especialmente durante más de cinco años, puede estar relacionado con un declive cognitivo más lento en los adultos mayores.
La investigación aún preliminar será presentada en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología que se celebrará en abril en Seattle (EEUU).
La líder del estudio, Tiffany Braley, de la Universidad de Michigan (EEUU) recordó que investigaciones anteriores han sugerido que el vínculo humano-animal puede tener beneficios, como la disminución de la presión arterial y el estrés, y este nuevo trabajo apunta a que “una mascota también puede proteger contra el deterioro cognitivo”.
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El equipo analizó datos de 1.369 adultos con una edad media de 65 años y habilidades cognitivas normales. De ellos, el 53% tenía mascotas, y el 32% vivía con ella hacía cinco años o más.
Los participantes se sometieron a pruebas como restas, recuento numérico o recordar palabras para establecer una puntuación de cero a 27 puntos, y los investigadores estimaron las asociaciones entre los años de tenencia de mascotas y la función cognitiva.
A lo largo de seis años, las puntuaciones cognitivas disminuyeron a un ritmo más lento en los propietarios de mascotas, una diferencia que fue mayor entre los que tenían animales a largo plazo.
“Como el estrés puede afectar negativamente a la función cognitiva, los posibles efectos de amortiguación del estrés de la tenencia de animales de compañía podría ser una razón plausible para nuestros hallazgos”, afirmó Braley.
Un animal de compañía también puede aumentar la actividad física, “lo que podría beneficiar la salud cognitiva”, aunque la experta consideró que son necesarias nuevas investigaciones para confirmar estos datos e identificar los mecanismos subyacentes de esta asociación.