Desde hace casi tres siglos la Iglesia Católica viene condenando sistemáticamente la masonería por considerarla “un peligro para la civilización cristiana”. Varios papas se han pronunciado en contra de las supuestas prácticas que esta sociedad “secreta” realiza en todos los países, y en Paraguay la Gran Logia no está exenta de la oposición por parte de la alta jerarquía eclesiástica del país.
Pero, ¿qué es la masonería? Según Édgar Sánchez Cabello, Serenísimo Gran Maestro de la Logia Simbólica del Paraguay, la masonería es una institución esencialmente filosófica, filantrópica y evolutiva. Su razón de ser es el amor a la humanidad. Reconoce y proclama la existencia de un “principio único inteligente” que los constructores de las grandes catedrales medievales en Europa, llamaron Gran Arquitecto del Universo. ¿Ese arquitecto es Dios?, Sánchez responde que unos refieren que es el Dios bíblico, otros se abstienen de debatir al respecto. “La masonería pretende no tomar su Santo nombre en vano”, dice.
Enfatiza que la masonería no es una religión, sino una confraternidad de hombres libres en lo religioso, político y económico para que entre todos puedan dialogar evitando cualquier grado de violencia. “Se puede ser espiritual sin tener religión”, alude.
La crisis con la Iglesia Católica se origina cuando los masones impulsaron –según Sánchez– el liberalismo filosófico pregonando la separación del Estado y la Iglesia, apoyando el establecimiento de repúblicas en lugar de monarquías.
El origen. En Paraguay –explica el maestro– la masonería llega en un barco inglés a mediados de 1800 y se tienen noticias de los primeros trabajos masónicos, pero las primeras logias en tierra paraguaya operan recién en la pos guerra del 70, con los auspicios de Brasil, Argentina y Uruguay.
La Gran Logia Simbólica del Paraguay se crea en 1895 con una carta patente expedida por el Supremo Consejo del Uruguay, siendo el general Bernardino Caballero el encargado de instalar la masonería en el país, fundándose las primeras logias de la Gran Logia Paraguaya: Aurora del Paraguay N° 1, Sol Naciente N° 2 y Federico Grande N° 3, “siendo reconocidas por el Estado como instituciones civiles sin fines de lucro”, relató Sánchez.
Actualmente, 65 logias están bajo obediencia de la Gran Logia Simbólica del Paraguay, que es la única reconocida por la masonería internacional.
Buscando disipar los tabúes y los prejuicios hacia la institución, señalada en nuestro país de controlar el Poder Judicial, la Gran Logia Simbólica del Paraguay que hoy busca acercarse a la Iglesia Católica con la mediación del papa Francisco, abrió las puertas de su templo ubicado R.I. 18 Pitiantuta y López Moreira, tratando de dejar a un lado el secretismo con que se han manejado. Dieron a conocer los símbolos con los cuales se identifica a la masonería, que también son usados por logias no reconocidas internacionalmente y “que causan daño a la Gran Logia por sus prácticas”, indicó Sánchez.
En el templo hay símbolos del Sol, la Luna y el Ojo que todo lo ve, los pisos de contraste blanco y negro. Un altar en donde se coloca una Biblia abierta en la parte del evangelio de San Juan donde menciona “en el principio era el verbo”, haciendo referencia al Obrador, la Causa y el Origen, o al Estructurador del Universo, que puede ser identificado como el Dios bíblico, platónico u otro.
Respecto a que la mayoría de sus integrantes son gente muy cercana a la Justicia (conocidos abogados, jueces, fiscales, gente de jerarquía), dijo que la logia no tiene ninguna influencia como tal en el Poder Judicial ni busca algún posicionamiento, aunque sí la mayoría es gente instruida, pero nada más. “Solo perseguimos como fines: el perfeccionamiento, la unión y la felicidad del hombre”, aseveró Sánchez.