Renuncias en el ejecutivo, cartas de los diputados conservadores pidiendo una moción de confianza y duros ataques de la oposición tuvo que encajar este jueves Theresa May, quien ayer anunciaba triunfal que sus ministros apoyaban el pacto para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Pero hoy se supo que no todos los miembros del gabinete de la “premier” iban en el mismo barco, empezando por la dimisión de quien capitaneaba las negociaciones del “brexit”, el ministro para la salida de la Unión Europea Dominic Raab.
Otra baja destacada fue la de la titular de Trabajo y Pensiones, Esther McVey, junto con la de algunos secretarios de Estado, pero el el goteo de dimisiones puede continuar en las próximas horas.
Un panorama que no desalentó a la conservadora ante la Cámara de los Comunes y los periodistas, defendiendo a ultranza un acuerdo del que se desentiende su propio negociador, lo que despertó más risas entre los diputados que sus famosos bailes virales en la red.
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Y es que si May se hunde con su tabla de salvación, el acuerdo preliminar del “brexit” puede irse también a pique y no salir a flote ni aunque lo intenten unidos los 27 miembros de la UE.
La píldora más amarga que puede atragantar a May y dejarla sin voz en la UE es el reto público a su liderazgo de uno de los cabecillas del sector más eurófobo del Partido Conservador, Jacob Rees-Mogg, primero en promover una moción de confianza contra ella.
Si logra que otros 47 parlamentarios sigan su ejemplo y envíen una carta al grupo “tory” en contra de May, se convocaría una votación para iniciar un proceso de primarias.
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, abundó en la extrema debilidad de la dirigente de un Gobierno que es un “caos” y anunció el voto en contra de este polémico texto de casi 600 páginas.
May, con una capacidad de resiliencia digna de ser usada como ejemplo en los manuales de psicología, insiste en que el “liderazgo” es tomar “decisiones correctas” y no “las fáciles”.
“Podemos abandonar la UE sin ningún tipo de acuerdo, encontrarnos con que no haya ningún tipo de ‘brexit’, o podemos mostrar unidad y respaldar el mejor pacto posible”, que, a su juicio, es el que ella promueve contra viento y marea.
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Sin embargo, visto el incontable ejército de sus detractores, el documento tiene pocas posibilidades de ser aprobado cuando se vote en la Cámara de los Comunes en diciembre.
La piedra en el camino que hace tropezar la salida del Reino Unido de la UE es el plan para evitar una frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda, una exigencia clave también para Bruselas.
El Partido Democrático Unionista (DUP), cuyo apoyo permite a los conservadores gobernar en minoría, rechaza el borrador porque otorga un estatus diferente a Irlanda del Norte respecto al resto del Reino Unido, lo que a su juicio rompería el país y pondría en peligro la paz.
El acuerdo prevé que todo el Reino Unido permanezca temporalmente en la unión aduanera, mientras que se añadirían provisiones específicas para reforzar la posición de Irlanda del Norte.
Al menos el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, alaba el trabajo de May por entender que el acuerdo consensuado incluye una solución para mantener la frontera abierta.
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También las formaciones norirlandesas opuestas al “brexit” piensan que ofrece oportunidades, tanto en lo económico como en el proceso de paz, y piden al DUP que sea más flexible.
A la vista del acuerdo, el Ejecutivo escocés reclama ya el mismo trato que su vecina Irlanda del Norte y la ministra principal, Nicola Sturgeon, no apuesta “dinero” a que la jefa del Ejecutivo británico siga en su puesto cuando se ejecute un plan que está ya “muerto”.
Pero May defiende su acuerdo: “Brexit significa brexit. No habrá un segundo referéndum ni intentos por permanecer en la UE”, prometió la segunda mujer en la historia del país que llega a ser primera ministra tras Margaret Thatcher, cuando accedió a su cargo en 2016.
A día de hoy, nadie sabe a ciencia cierta lo que significa ese término y está por ver que ella logre su llegada a buen puerto el 29 de marzo del próximo año.
Si el Reino Unido rechaza el principio de acuerdo sobre el “brexit”, aventuró la conservadora con gesto agotado tras una dura jornada, el Reino Unido sufrirá “consecuencias” desconocidas.