“Me arrepiento tanto de luchar por justicia, para que termine así. Esto va a quedar impune y (él) va a tomar represalias contra mí, mis familiares y mis tres hijos pequeños”, lamentó conmocionada la mujer en contacto con la 1080 AM.
Ella no fue consultada ni informada de la decisión del Tribunal de Apelaciones, de que su ex pareja iba a estar bajo arresto, pero en su casa.
LOS HECHOS. La mujer contó los momentos de terror vividos al lado de su ex pareja. Ambos se habían separado en setiembre del 2024, luego de un problema de supuesta infidelidad. El hombre ese día casi la mata, relató.
“Por primera vez después de malos tratos me animé a denunciar. No me dejó otra opción”, contó la mujer. Él le había dicho que si pisaba la cárcel, solo iba a quedarse unos días y que luego iba a “pagar” para salir de vuelta.
Una vez que lo denunció y se le prohibió a Alberto acercarse a ella, lo cual incumplió, y fue y la agredió, nuevamente. Esto ocurrió en diciembre del año pasado.
“Me dijo todo lo denigrante. Me maltrató y todos los golpes que te podés imaginar. Los chicos estuvieron escuchando y también vieron todo”, dijo con la voz quebrada la mujer.
Siguió contando que después de golpearle por 2 horas, “maltratarme de muchas formas, salió de la casa y se llevó las llaves del candado. Pero había sido que fue a comprar cerveza y luego volvió. Todo lo que pasó después quedó grabado en mi teléfono celular porque activé la grabadora”, expresó.
Dijo que ella logró salir a la calle a pedir auxilio, pero su agresor la agarró nuevamente y la estiró hacia el fondo de la casa.
Según la víctima, fueron años de maltratos físicos y psicológicos y que ahora lo que vive no es justicia. “Si me pasa algo, va a ser culpa de los jueces corruptos”, expresó la mujer, indignada.
Dijo estar viviendo las advertencias que el hombre le hacía. “Pagando, al final se consigue todo. Ese arresto para mí es como si le den la libertad, porque nadie respeta”, cuestionó la mujer.
La abogada y especialista en violencia de género, Diana Vargas, explicó que “siempre que se habló de las tobilleras, se refirieron a una mayor protección a las mujeres víctimas; sin embargo, en el primer caso vemos cómo está lejos de lo que se declama”. Explicó que lo que se evidencia es que para muchos la violencia familiar no es un hecho punible “y como tal las respuestas están más bien pensadas en cómo cubrir o suavizar la sanción al agresor”. Sumado a eso, ahora está la recaudación por un servicio de monitoreo, dijo. Vargas detalló que en estos delitos de violencia contra las mujeres, “el agresor suele conocer los lugares que frecuenta”, tanto su ex pareja y familiares, hijos, y a sus vecinos, “sus horarios, y los recursos de los que dispone la mujer para enfrentarse a situaciones vitales”. Por lo que mientras las víctimas no sientan que están potencialmente seguras con esa herramienta y con la calidad de respuesta, “no sirve para aminorar el dolor y el sufrimiento de mujeres que viven atemorizadas por la violencia de parejas o ex parejas, generalmente”, precisó.