Haití, el país más pobre de América, desde el pasado jueves 14 de febrero está siendo escenario de violentas protestas y acciones violentas que tienen como objetivo la salida del poder del actual presidente Jovenel Moise, quien, según la mirada de Roberto Jaramillo Bernal, presidente de la CPAL, en los dos años que lleva en el poder ha demostrado repetidamente su incapacidad para gobernar y para administrar, pues no hay una sola promesa cumplida ni una sola medida que él haya tomado en beneficio del pueblo.
Por su parte, Jean Denis Saint-Félix, s.j. , Superior de los jesuitas en Haití, asegura que tiene grandes dificultades para ver cómo puede continuar este Gobierno porque está siendo criticado por todas partes por su incompetencia y su capacidad para reaccionar bien y a tiempo.
El presidente de la CPAL, además, utiliza dos palabras para detallar la situación en Haití: miedo e incertidumbre.
Las manifestaciones cotidianas se convierten en escenas de violencia y saqueos. La mayoría de las gasolineras son objeto de actos de vandalismo, varias empresas han sido saqueadas, también los vehículos, del servicio estatal. La policía está literalmente abrumada por todos estos acontecimientos.
El aumento de la crisis económica cae como un jarro de agua fría haciendo la vida imposible a un país donde 10 millones de habitantes sobreviven con menos de dos dólares diarios.
El silencio del Presidente de la República desespera al pueblo.
Desde el pasado 7 de febrero no ha habido ningún pronunciamiento oficial. Un silencio que para Jean Denis Saint-Félix, s.j. se entiende como un gran desprecio por el pueblo.
Me duele este sufrimiento de Haití, el país que fue el primero en ser independiente de la colonia y que todavía no ha podido desarrollarse.
Ningún dolor por falta de libertad, por hambre o por injusticia, me es ajeno ni en el Paraguay ni en el mundo entero.
Pa’i Oliva (Vatican News)