Monseñor Edmundo Valenzuela Mellid continúa muy activo tras culminar en marzo la misión episcopal que le encomendó el entonces papa Benedicto XVI hace 10 años. El hoy arzobispo emérito de Asunción se centra en sus funciones como gran canciller de la Universidad Católica (UC). ‘‘Voy a aportar mis conocimientos en el área de la educación’’, comenta.
El polémico religioso que desde el púlpito se enfrentó abiertamente a sectores progresistas de la sociedad -y de la propia Iglesia- asume actualmente la responsabilidad de acompañar dos grandes desafíos de la Universidad: la acreditación y la planificación estratégica de la UC 2022-2030.
Valenzuela explica que tras su retiro como arzobispo, le quedaban tres años más como gran canciller, figura que tiene a su cargo el seguimiento a la gestión de la Universidad Católica. Fue el nuncio apostólico Eliseo Ariotti quien le pidió que complete sus funciones hasta el 2025.
‘‘Acepté continuar… Acompañar sobre todo a los jóvenes, porque creo que la buena formación de la Universidad Católica es integral. Es el mejor aporte que nosotros podemos dar al país. No solamente en buen nivel de conocimientos profesionales sino de hombres probos, hombres rectos, sanos que son los que el día de mañana van a dirigir el país’’.
Por las mañanas en la UC y por las tardes en la parroquia María Auxiliadora. Sus oficinas están abiertas para todos, dice. ‘‘Estoy disponible para confesiones. Me estoy dedicando a transmitir la fe’’. En María Auxiliadora preside las misas los domingos, lunes y jueves a las 19:00 y los sábados a las 07:00.
‘‘A parte de esto me quiero dedicar a contar mi historia, es una larga historia, que realmente quiero dejar como herencia de todo lo que ha sido Edmundo Valenzuela como misionero, como obispo del Chaco y como coadjutor y como arzobispo’’, adelanta.
10 años.
Monseñor Edmundo Valenzuela se despidió del arzobispado el pasado 6 de marzo. Trabajó en la diócesis, primero como coadjutor del entonces arzobispo monseñor Pastor Cuquejo y posteriormente titular del Metropolitano. Comenta que asumir la misión no fue fácil por el contexto nacional, la división de la Iglesia y al ser un desconocido que viene del Chaco, y estuvo 15 años en África.
Si bien le costó adentrarse en un territorio nuevo, haber estado 15 años en la Arquidiócesis siendo director del salesiano y Monseñor Lasagna antes de ir a África, lo ayudó a entender la realidad del Arzobispado.
Recordó que el conflicto a nivel de Iglesia fue con la situación del obispo de Ciudad del Este, Mons. Rogelio Livieres Plano, que tenía una posición contraria a la Conferencia Episcopal, organizándose por su cuenta, abriendo seminarios. ‘‘En 2014 el entonces monseñor Cuquejo tuvo que intervenir, hizo una llamada de atención y de parte de monseñor Livieres Plano hubo una reacción muy violenta. Monseñor Valenzuela tuvo que mediar y ser el lazo de comunión de la Iglesia.
En ese tiempo la CEP seguía golpeada por la crisis que desató el salto del entonces Mons. Fernando Lugo, obispo de San Pedro, a la arena política, renunciando a la Iglesia.
‘‘Fue una dificultad muy grande porque a nivel de Iglesia se creó una imagen negativa, los obispos y los sacerdotes estábamos en una posición como si hubiéramos abandonado nuestro servicio a Dios y a la Iglesia y entrar a la política’’, relató.
Ya como arzobispo titular, se encontró con las dificultades propias dentro de la Iglesia como la frágil evangelización, una catequesis apurada para recibir la primera comunión, la confirmación y los matrimonios.
‘‘Me puse de lleno a estar en sintonía con la orientación de la Iglesia, dejar la burocracia y aportar por la formación del discípulo misionero de Cristo. Fue un gran desafío pastoral la formación de laicos, la creación de nuevos textos de catequesis’’.
En ese proceso se dio la visita del papa Francisco, que significó mucho para el país y para la Iglesia paraguaya, porque se estaba superando la mala imagen que dejó Fernando Lugo al meterse en política y posteriormente la crisis que desató su salida del gobierno en 2012.
La destitución de Fernando Lugo por medio del juicio político también fue un tema polémico para la Iglesia. Los obispos acompañaron la crisis. Monseñor Valenzuela recuerda que en esos días difíciles recibieron informaciones de que el campesinado venía armado para ayudar a mantener en el poder a Lugo.
‘‘Fue una exageración. No pasó nada de eso, pero había una amenaza de guerra civil. Nosotros, aparte de rezar, conversamos con Lugo y le expresamos cómo está la situación y le pedimos evitar una guerra civil, asumir la situación y que no pase como el gestor de la lucha entre paraguayos. Esa fue toda la conversación. Fueron momentos álgidos’’.
Ante las críticas a la alta jerarquía de la Iglesia en ese entonces, monseñor Valenzuela -dijo- dio ese paso para proteger al Paraguay de mayor violencia. ‘‘Lo que hicimos queda a juicio de Dios. Lo que hicimos o lo que no hicimos, fue de toda buena voluntad para el bien por el Paraguay’’.
Corrupción.
En los 10 años al frente de la Arquidiócesis, Mons. Valenzuela criticó la corrupción imperante, lamentó que en Paraguay las autoridades sigan en ese camino de aprovecharse de los bienes del Estado.
Los hechos de corrupción afectan a la familia, una autoridad corrupta tiene hijos que van a colegios religiosos. Sus hijos ven ese conflicto entre lo que aprende de valores y el ejemplo. Los tres poderes del Estado deben funcionar según la Constitución Nacional, señaló.
Lamentó el poco interés que tienen los políticos que asumen cargos solo para promocionar su carrera y puso como ejemplo a Juan Manuel Brunetti, ex ministro de Educación.
Durante su arzobispado, Valenzuela fue muy criticado por sus fuertes discursos en defensa de la vida y la familia y sostuvo que esto no es más que la doctrina de la Iglesia Católica, la oferta de la Iglesia a la sociedad.
‘‘En todas las intervenciones defendía la vida, el matrimonio entre varón y mujer. Esto no es doctrina mía, es doctrina de la Iglesia. Todo esto fue motivo de recibir una cantidad de ataques, que recibí con toda la humildad de servir a la vida como Jesucristo’’, afirmó el religioso retirado, quien aseguró que todavía tiene mucho que aportar desde la fe y la educación.
Acepté continuar. Acompañar sobre todo a los jóvenes, porque creo que la buena formación de la Universidad Católica es integral.