Por Jorge Lombardo.<br/><br/>jlombardo@uhora.com.py<br/><br/>Se trata del Paraguay de las baldosas flojas, donde uno pone un pie sobre cierta realidad y termina cayendo a un abismo contradictorio. Y es que mientras un programa estatal estructurado de lucha contra la extrema pobreza llega a poco más de 115 mil familias a nivel país, unas 200 mil personas de Gran Asunción, entre jóvenes adultos y niños, tienen asegurada una dosis de droga mediante un sistema sencillo y macabro: el microtráfico.<br/><br/> De este grupo, más de 100 mil consumen crack y el resto marihuana, cocaína u otro tipo de sustancias. Así lo explica Miguel Chaparro, director de Operaciones de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).<br/><br/>El microtráfico puso fin a un viejo mito o imagen común de los padres, de que la droga llega a sus hijos de la mano de poderosos narcotraficantes que deambulan en limusinas con guardias armados hasta los dientes. <br/><br/>Pero la realidad es que estas sustancias alcanzan a niños y jóvenes, generalmente, de la mano de compañeros de clase o amigos. <br/><br/>CONSUMIDORES. Según el Observatorio Paraguayo de Drogas, el consumidor habitual tiene entre 14 a 18 años.<br/><br/> Sin embargo, se han registrado casos en barrios como la Chacarita, donde existen chicos de 8 años que se han internado debido al consumo de crack.<br/><br/>De las doce camas de internación con las que cuenta el Centro Nacional de Control de Adicciones, el 90% está ocupado por niños adictos a esta droga.<br/><br/>Este minitráfico se basa en la comercialización de droga a baja escala en barrios, ciudades, colegios, cybers, shoppings, pubs o en cualquier lugar donde exista un posible consumidor. <br/><br/>Este método hace posible que la destructiva sustancia llegue a lugares marginales, donde no alcanza la merienda escolar, la capacitación laboral o una campaña de vacunación. <br/><br/>Según Chamorro, el microtráfico permite que la droga más perjudicial, el crack, se instale en la realidad con más fuerza que una política social del Estado.<br/><br/>ORIGEN. Dicha sustancia se produce en Pedro Juan Caballero y Ciudad del Este, y desde allí llega a Asunción, según la Senad. <br/><br/>Pese a su impacto, Chaparro asegura que el microtráfico no está organizado. <br/><br/>"Hay desorganización, ya que en muchos allanamientos que realizamos los vendedores estaban muy drogados, lo que significa que consumen su producto, y esto no sucede en un esquema organizado, como por ejemplo con el Primer Comando Capital (CPP)”, dice.<br/><br/>Para producir esta droga no hace falta un gran laboratorio, sino que basta una pequeña habitación, una cacerola y los elementos químicos correspondientes, entre ellos el ácido sulfúrico. <br/><br/>Este producto se caracteriza por tener gran volumen pero poco peso. Un kilo de crack cuesta G. 90 millones y las pepitas se venden a G. 5.000.<br/><br/>Se trata de una droga que produce gran dependencia. En un día se puede fumar 20 piedras o más. Su uso crónico origina irritabilidad, insomnio, pérdida de peso, y lo peor: daños irreversibles en el sistema nervioso central.<br/><br/>DE 14 A 18<br/><br/>años es la edad de los consumidores de esta droga según el Observatorio Paraguayo de Drogas. <br/><br/> 90%<br/><br/>de las camas del Centro Nacional de Control de Adicciones está ocupada por niños que consumen crack. <br/><br/>G. 90<br/><br/>millones cuesta un kilo de crack en el mercado. La característica de esta droga es que pesa poco y tiene mucho volumen.<br/><br/>G. 5.000<br/><br/>es el costo de una pepita de crack del tamaño de un grano de maíz. Las dimensiones del producto son variadas. <br/><br/>