El corto, titulado ‘Whack a wacko’ (“Atiza a un chiflado”), muestra a un joven que representa a China y que juega a una versión del popular juego recreativo en el que se ha de golpear con un mazo a los topos que van saliendo del suelo.
En este caso, el jugador empieza abatiendo a los virus que van surgiendo hasta que aparecen los “topos” con proclamas repetidas tanto por el presidente estadounidense, Donald Trump, como por otros miembros de su gabinete como “Virus de Wuhan”, “China se confabuló con la Organización Mundial de la Salud (OMS)” o “China se beneficia de la crisis”.
Asimismo, en este vídeo la propaganda del régimen también tacha de falsedad que el paciente cero del coronavirus se contagiase en China o que Pekín deba hacer frente a compensaciones económicas a otros países por la Covid-19.
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Finalmente, después de que varios de estos “topos” griten juntos “China dio inicio al virus”, el joven abre la máquina y descubre que están siendo controlados como títeres por el popular personaje estadounidense Tío Sam, con el que habitualmente se representa a Estados Unidos en las tiras cómicas satíricas de la prensa oficial china.
“Deja de propagar rumores para reiniciar la partida”, sentencia el vídeo.
Parece que este tipo de animaciones son la última estrategia de la propaganda china en la pugna por controlar la narrativa mundial sobre la pandemia, como refleja el hecho de que hayan sido publicadas también en inglés en las cuentas oficiales de los medios en redes sociales prohibidas en China como Twitter o YouTube.
A finales de abril, un corto titulado ‘Erase un virus’ que publicó la agencia oficial Xinhua consiguió más de dos millones de visitas en YouTube.
En aquella ocasión, empleando figuras de Lego, la propaganda china defendía que había avisado a tiempo de los peligros del virus y de las medidas necesarias para evitar su propagación a nivel mundial, y acusaba a Washington de no haber escuchado cuando aún podía evitarlo.
“El virus no es peligroso, pero millones de chinos han muerto... aunque el virus no es peligroso. Siempre tenemos razón pese a que nos contradigamos a nosotros mismos”, dice la caricatura de la Estatua de la Libertad, que en ese caso representó a Estados Unidos, a lo que el guerrero de terracota que hace las veces de China responde: "¿Pero os estáis escuchando a vosotros mismos?”.
La relación entre Pekín y Washington, ya enturbiada en los últimos años, vivió un aumento de las tensiones debido a la pandemia, ya que la Administración Trump considera que China ocultó el peligro que entrañaba el virus con ayuda de la OMS.