A partir de la reciente exposición de una cuenta en redes sociales que utiliza el logo y el nombre del diario Última Hora para difundir noticias falsas, profesionales opinan acerca de este fenómeno. “Las personas y marcas están muy expuestas a los efectos de las fake news o noticias falsas; cuanto más positiva es la reputación de ellas, podrán capear mejor el vendaval que provocan; pero estas dejan sus huellas. Los medios de comunicación que han construido credibilidad son los preferidos por estas fábricas de mentiras para lograr sus objetivos”, explica Katy Guillén, directora de Ecom Estrategias de Comunicación.
La cuenta en Twitter @UHoracom utiliza el logo y nombre del diario, a fin de difundir noticias falsas. Aunque la misma se presenta como una “página parodia”, difunde datos falsos. La única diferencia que presenta con el logo oficial de Última Hora es un diminuto emoji en el medio del logo, apenas perceptible.
Aunque dicho usuario tiene pocos tuits, su última publicación acerca de un supuesto caso de corrupción en el Poder Ejecutivo obtuvo más de 180 retuits, muchos de ellos de personas indignadas por el falso escándalo.
“Si Última Hora tiene registrado como marca su logo, y la palabra Última Hora, por supuesto es un uso indebido de una marca, por supuesto que es un delito de propiedad intelectual”, comentó la agente fiscal Carmen G. de Cattoni, de la Unidad Especializada en Hechos Punibles contra la Propiedad Intelectual.
“De no cesar la acción, se tomarán las medidas judiciales pertinentes”, explicó la abogada Hermelinda Ruiz Díaz, jefa del departamento de legales de la División Multimedios del Grupo Vierci.
“Las fake news son noticias fabricadas y comprobadamente falsas, construidas para perjudicar a otras personas o marcas, muchas veces con finalidades políticas o económicas”, refiere Guillén.
La comunicadora recuerda, como ejemplo, que en 2013 un tuit falso de la agencia AP (hackeada) difundió que Obama había sido herido en una explosión y causó pérdidas en la bolsa por 130.000 millones de dólares.
Katy detalla que si bien hay algunas instancias legales a las que recurrir cuando nos afectan, lo cierto es que las respuestas pueden ser tardías, por la velocidad con la que las noticias falsas se difunden. Y se difunden rápidamente porque apelan a nuestras emociones, y nos convierten en un eslabón de la cadena de propagación.
Finalmente, para la directora de Ecom Estrategias de Comunicación, esta problemática exige mucho sentido común y prudencia para hacer lo justo, preservar el derecho a la información, y no dejarse llevar por las emociones y compartir sin verificar.
Qué hacer
Las redes sociales y los periódicos tienen muchos consejos que pueden ayudarnos a descubrir si una noticia es falsa. Particularmente, Katy Guillén sugiere dos maneras: la primera, desconfiar y la segunda googlear. Si una noticia es tan importante y cierta, seguramente otros medios creíbles la estarán difundiendo; si la noticia es groseramente falsa, estos mismos medios –en poco tiempo– también la etiquetarán como tales. Somos parte del problema al compartirla, y podemos ser parte de la solución al frenarla. Lo cierto es que es más fácil difundir que tomarse el tiempo de comprobar si es verdad.