Diversas calles y avenidas de la capital, así como también del área metropolitana de Asunción y el Departamento Central, muestran actualmente un estado de preocupante abandono. Las autoridades siguen ignorando los reclamos de los ciudadanos, mientras transcurre el tiempo y aumenta la deuda de los gobiernos locales con los vecinos y las comunidades. Deben entender que una mejor infraestructura urbana también aumenta la calidad de vida de las personas, y que básicamente su función como autoridades es servir a la ciudadanía.
Este es el caso de los vecinos de Asunción, que son castigados al tener que transitar por calles que se encuentran en deplorable estado; particularmente, varias calles del microcentro y de otras arterias muy transitadas están sembradas de baches, aguas servidas, deformaciones del asfalto, lo que con frecuencia es causa de accidentes de tránsito. Como es bien sabido, estas condiciones de peligrosidad e incomodidad se multiplican en los días de lluvias y tormentas, pues es un hecho conocido que la capital adolece del servicio de desagüe pluvial, pese a que los funcionarios afirman que, en los últimos tres años, se pasó del 18 al 40% de cobertura.
Las calles y avenidas no solo sufren daños como consecuencia de las intensas lluvias. Existen otras situaciones como son los hundimientos, que se generan cuando el sistema de desagüe cloacal es sobrepasado en su capacidad y colapsan las cañerías, por lo que se generan hundimientos en el pavimento; estas aguas servidas, más las pérdidas de las cañerías del servicio de agua potable, generan situaciones sin resolver que al final devienen en el surgimiento de pozos y baches, que son los causantes de numerosos y cotidianos accidentes.
En este punto se nota no solo la falta de respuesta de las autoridades a los reclamos de los vecinos, quienes son los que asumen la tarea de señalizar los baches para evitar precisamente estos accidentes, y lo hacen con ramas de árboles, cajas, bolsas, telas o lo que pueda usarse para el efecto. También se hace evidente la falta de comunicación y de coordinación entre las autoridades municipales y los funcionarios de los entes del Estado para que con la mutua colaboración pueda brindar respuestas más eficientes a la población.
Uno de los más lamentables ejemplos es la avenida Mariscal López, exactamente como opinan los ciudadanos: “Transitar por las calles de Asunción es un peligro constante, conductores locos, gente con moto metiéndose en todos lados y los baches por doquier: Mariscal López está hecho un desastre”, lamenta uno, mientras otro considera que “es realmente inadmisible que a esta altura del campeonato tengamos baches en la avenida Mariscal López en Asunción, es una vergüenza que Nenecho no haga su trabajo”; “las calles están llenas de baches y cada día es peor. ¡Aguyje, Nenecho!”, lamentaba otro vecino.
En el área metropolitana, una de las arterias en peor estado es la avenida Avelino Martínez, particularmente en su intersección con Prats Gill, en la ciudad de San Lorenzo, donde se pueden observar baches de todos los tamaños. Mientras las autoridades no resuelven estos problemas, la población debe lidiar con las consecuencias; en la zona está ubicada una institución educativa y con frecuencia se puede ver a niños, jóvenes y adultos saltando sobre los pozos de agua sucia y nauseabundo olor. Los días de lluvia los pozos se colmatan, quedan tapados y se convierten en una trampa mortal para automovilistas y motociclistas también.
Nuestras autoridades, municipales y nacionales, deben hacer más esfuerzos por saldar la gran deuda que tienen con la ciudadanía. Deben recordar que mantener en buen estado la infraestructura urbana no es hacer un favor a la población, sino todo lo contrario, esa labor de servicio a la comunidad y a los vecinos consiste en su razón fundamental de existencia.