El gasto público sigue creciendo sin que se observen cambios significativos en la calidad del gasto. No se verifican cambios en los mecanismos de compras públicas ni medidas para garantizar que el servicio civil trabaje buscando el bien común. Adicionalmente a estos problemas, cabe destacar los derivados de implementar políticas incompletas, fragmentadas o descoordinadas. Aunque el gasto sea bien realizado, cuando las intervenciones no forman parte de una política integral y las políticas no se hablen entre sí, no habrá resultados eficientes ni eficaces. La falta de resultados de las políticas públicas es un peligro para la democracia y la cohesión social.
Según el informe, el gasto total está explicado principalmente por la compra de medicamentos, que tuvo 8,1% de participación, además del pago de intereses (5,1%) y las remuneraciones, que ocuparon 4%, sobre todo, tras el aumento de personal en áreas como salud, educación y fuerzas públicas.
Si bien los rubros de salud en medicamentos y salarios tienen un alto peso en el aumento, muy necesarios por la situación de la salud en nuestro país, esto no garantiza que mejore el sistema de salud si la compra de estos medicamentos no cumple con los requisitos de un gasto eficiente o si el pago de salarios no se da en el marco de una carrera del servicio civil que se base en la profesionalización y los resultados en la población.
Por otro lado, el hecho de contar con medicamentos tampoco asegura buenos resultados si no se realizan otras acciones paralelamente como la prevención de las enfermedades y el tratamiento temprano. En muchos casos, aunque se logre medicar a los pacientes, si el tratamiento llegó tarde, el resultado final además de costoso no se traducirá en una vida más larga y saludable de la población.
Una situación similar ocurre con la alimentación escolar. Dada la ambición de universalizar el programa, si el país no logra producir los alimentos necesarios, las adquisiciones públicas tendrán un impacto negativo en la economía. Por un lado, presionará al aumento interno de los precios de alimentos profundizando aún más el problema de la inflación.
Por otro lado, presionará al tipo de cambio, ya que el gobierno meses atrás anunció que importaría alimentos si fuese necesario. En un contexto de alto peso del pago de intereses por la deuda en dólares, la importación de alimentos podría tener un efecto negativo por muchas vías.
Las políticas, para que sean exitosas, deben tener coordinación interna; es decir, entre sus programas, como es el caso de la salud. Pero también es necesaria la coordinación entre políticas. Las políticas de educación o salud nunca tendrán un resultado óptimo si a la economía de los hogares le va mal. El aumento del tipo de cambio y de los precios deterioran los ingresos laborales y con ello se deteriora la calidad de vida.
Las políticas pueden ayudar a mejorar un ámbito de la vida, pero si empeora otro ámbito, el malestar que se genera contribuye a la deslegitimidad de las mismas, del Estado y de la democracia, condiciones que no ayudan a la convivencia pacífica ni a la construcción de una Nación cohesionada.
Sin cambios en la gestión de las políticas que incluyan el manejo de los recursos humanos en el marco de la vigencia de una carrera profesional, compras públicas que garanticen eficiencia y calidad, abordajes integrales en el manejo de los problemas que afrentan a la población y políticas que consideren todos los componentes necesarios será muy difícil justificar el aumento del gasto público, aun cuando estos sean necesarios. Las autoridades deben dejar de poner parches y asumir su compromiso con la ciudadanía implementando buenas políticas públicas.