La presentación de los datos preliminares del Censo Nacional de Población 2022 arrojó cifras sorprendentes en cuanto a la población total del país. Los números activaron todo tipo de consultas y ya se hicieron varios análisis sobre lo que implica para la economía presente y futura.
Según el Censo, la población paraguaya es de poco más de 6.100.000 habitantes, muy inferior a las proyecciones que se venían realizando y que hablaban de una población cercana a los 7,4 millones de personas.
Fue el ministro de Economía, Carlos Fernández, uno de los primeros en señalar que se tendrá que hacer una revisión de los números censales y a fin de corroborar la certeza de los mismos.
Si los números del Censo son los que más se aproximan a la realidad se tendrá que hacer una serie de ajustes a varios indicadores económicos, como el producto interno bruto, el ingreso per cápita, la cantidad de población en situación pobreza y extrema pobreza, entre otros.
Desde el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) defendieron los números obtenidos y sostuvieron que se trata de uno de los mejores censos realizados en los últimos 20 años. Los censos realizados en los años 2002 y 2012 no fueron tan precisos, pues los niveles de cobertura fueron bajos.
Sin embargo, el Censo 2022 tuvo una cobertura del 94%, porcentaje considerado óptimo para tomar como base cierta de las futuras proyecciones y para la toma de medidas gubernamentales con miras a beneficiar más a la población. El hecho de que la población paraguaya sea casi 1.300.000 menos que lo estimado en las proyecciones oficiales también plantea una serie de preocupaciones para el futuro a mediano y largo plazo.
Uno de los datos que arrojó el Censo guarda relación con la cantidad de adultos mayores en el país. En censos anteriores se halló 4 personas mayores de 65 años por cada 100 habitantes, mientras que ahora se tienen 9 personas mayores de 65 años por cada 100 habitantes.
Estos números vaticinan un envejecimiento de la población, que cada año habrá más adultos mayores que necesitarán de la asistencia del Estado, mayor demanda de atención de salud y posiblemente una mayor cantidad de personas en edad de jubilación, lo que presionará aún más sobre las cajas de jubilaciones y pensiones, sean públicos o privados.
Por otro lado, se tiene que en años anteriores había 48 niños menores de 15 años por cada 100 habitantes, mientras que actualmente se halló solo 24 menores de 15 años por cada 100 habitantes, lo que evidencia una fuerte disminución de la cantidad de niños.
No obstante, aún se tiene una importante franja de la población en edad productiva, también llamada bono demográfico. Según los datos del INE, un 67% de la población está comprendido entre 15 y 65 años, es decir, personas que están en edad de trabajar, lo que por ahora da cierta seguridad en cuanto a la disponibilidad de mano de obra.
Lo llamativo en torno a los resultados del Censo fue la reacción del ministro de Economía, quien manifestó su asombro por los números exhibidos y que a su criterio merecía una revisión. Evidentemente, no se realizó una difusión interna de los resultados del Censo entre los altos funcionarios del Gobierno antes de la socialización de los datos.
Los gastos del Censo fueron cubiertos mediante un crédito de 43 millones de dólares concedidos por el Banco Interamericano de Desarrollo y se entiende que todo el proceso censal se realizó bajo la atenta mirada del prestigioso Banco, por lo que es de esperar que el trabajo fue bien realizado y que el dinero se gastó correctamente.
Si los datos del Censo son erróneos, la única forma de corregirlo sería mediante una serie de encuestas de hogares y, en el peor de los casos, realizar un nuevo censo, lo cual es improbable, por no decir imposible.