Meloni designó como ministro de Relaciones Exteriores y viceprimer ministro a Antonio Tajani, ex presidente del Parlamento Europeo, y puso al frente de la crucial cartera de Economía a Giancarlo Giorgetti, representante del ala moderada de la Liga y ministro con Mario Draghi.
Esos nombramientos fueron vistos como una tentativa de calmar la preocupación provocada entre los socios de Italia por la llegada al poder, en un país fundador de la UE, del gobierno más derechista desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y de dirigentes con historial de declaraciones euroescépticas.
El mensaje fue bien recibido en Bruselas.
“Felicidades a Giorgia Meloni por su nombramiento como primera ministra, la primera mujer en obtener ese puesto”, afirmó la presidenta de la Comisión Europea (Ejecutivo de la UE), Ursula von der Leyen, agregando que esperaba una “cooperación constructiva” con su gobierno.
En la misma línea fueron el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
Von der Leyen indicó más tarde que mantuvo una “buena” conversación telefónica con Meloni y agregó: “Trabajaremos juntas para encarar los desafíos críticos de nuestro tiempo, desde Ucrania hasta la energía”.
Por el contrario, en muchas capitales europeas, como Berlín, París y Madrid, el nuevo gobierno fue recibido hasta el momento con el silencio.
Meloni, atlantista y favorable a respaldar a Ucrania, tuvo que lidiar esta semana con las declaraciones de su socio de gobierno y líder de Forza Italia, el ex primer ministro Silvio Berlusconi, después de que este anunciara que había “reanudado” contactos con el presidente ruso, Vladimir Putin, y culpara a Kiev de la guerra.
UE Y OTAN. La nueva primera ministra se sintió obligada a aclarar el miércoles que Italia “forma parte plenamente y con la cabeza en alto” de la UE y de la OTAN. El mensaje fue escuchado alto y claro en Wa-shington y Kiev.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el sábado que tenía la “expectativa” de seguir brindando junto a Italia “apoyo a Ucrania y hacer que Rusia rinda cuentas por su agresión”.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo en Twitter que tenía la expectativa de mantener una “cooperación fructífera” con Italia “para garantizar la paz y la prosperidad en Ucrania, Italia y el mundo”.
Meloni tuiteó en respuesta: “Italia está y siempre estará del lado del valiente pueblo de Ucrania que lucha por su libertad y por una paz legítima. ¡No están solos!”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también felicitó a Meloni.
La dirigente romana, de 45 años, obtuvo una histórica victoria en las legislativas del 25 de setiembre, tras recortar las aristas más polémicas de su partido, Hermanos de Italia. Una estrategia que la llevó al poder exactamente un siglo después del ascenso del dictador fascista Benito Mussolini, de quien fue admiradora. Matteo Salvini, líder de la Liga, formación ultraderechista y antiinmigración en coalición con Hermanos de Italia, recibió en el nuevo gobierno el cargo de vice primer ministro, aunque tendrá que conformarse con el Ministerio de Infraestructuras y Transportes en vez del de Interior que deseaba.
Pero más allá de las desavenencias con sus socios, el nuevo ejecutivo de Meloni –24 ministros, incluidas seis mujeres– deberá lidiar con los numerosos desafíos que Italia tiene por delante, especialmente económicos.