En una carta escrita a su madre, el joven, tomado por el arrepentimiento y el pesar de su conciencia, comentó ser el autor del horrendo crimen, pero fue motivado bajo amenazas de otras personas; además amenazó con suicidarse, ya que de igual manera quienes lo motivaron a cometer el hecho lo matarán.
Según las primeras investigaciones, el joven, quien solo vive con su abuela en dicha compañía, ya que su madre trabaja en Asunción y tiene a su padre en la cárcel por violencia doméstica, pertenecía a una pandilla de fumadores de marihuana.
Quien sería el líder del grupo, que por razones de investigación no dieron la identidad, fue descubierto por la señora, la ahora víctima, y aparentemente lo acusó con la policía y por una aparentemente venganza planeó el crimen de la mujer.
Fue así que la noche de los Reyes Magos, la mujer fue emboscada en un camino vecinal y atacada por los adictos y fue donde el joven, quien confesó el hecho, fue obligado a violar a la mujer para luego matarla con golpes con un objeto contundente, según su versión.

Los autores del hecho se apoderaron del celular de la mujer y de una linterna. El joven fue imputado por el fiscal Guillermo Ortega y le enviaron hasta el Centro Educativo de Itauguá.