Sin embargo, a pesar de estos avances, sigue siendo muy incipiente. Tomando como ejemplo los activos bajo administración de las Administradoras de Fondos Patrimoniales, al cierre del 2023 esta variable ascendía a unos USD 800 millones, un poco menos del 2% del PIB. A efectos comparativos, para el mismo año, este indicador ascendía al 4% del PIB en Perú, al 19% del PIB en Chile, al 81% del PIB en Brasil y al 125% del PIB en EEUU. Además, en nuestro país, el 75% está invertido en fondos mutuos de alta liquidez en el mercado monetario y los fondos de renta variable o de estructurados son inexistentes. Un mercado más desarrollado, como el chileno, tiene mayor proporción en fondos de bonos a largo plazo, en productos estructurados y en fondos de renta variable, indicando que los inversionistas canalizan sus ahorros de largo plazo a estos productos, buscando maximizar el retorno con una adecuada diversificación de riesgos. Todo esto representa una importante oportunidad de desarrollo en nuestro caso.
Los fondos mutuos de liquidez han generado interés en ahorristas, principalmente empresas, debido a que pueden rentabilizar sus fondos operacionales manteniendo su liquidez, y tuvieron un impulso a partir del año 2020 debido a tasas de interés históricamente bajas en el sistema bancario a causa de la política monetaria implementada por el Banco Central para mitigar los efectos de la pandemia. Las tasas permanecieron bajas hasta mediados del 2021, luego empezaron a subir y hoy están volviendo a la normalidad. Pero, a pesar de esto, la demanda de fondos mutuos sigue creciendo y los principales bancos han abierto casas de bolsa y administradoras de fondos como filiales, con el objetivo de ampliar su oferta de productos respondiendo a esta nueva demanda.
Por otro lado, la creación de la Superintendencia de Valores en el ámbito del Banco Central, la próxima desmaterialización de los CDA bancarios y la puesta en marcha por parte de la Caja de Valores del Paraguay (Cavapy) del sistema de registro, custodia y liquidación digital de valores; incrementarán sustancialmente la transparencia, la seguridad y la eficiencia en las operaciones, factores que redundarán en una mayor confianza del público con un impulso adicional al desarrollo del mercado.
Sin embargo, es necesario apuntalar otras patas fundamentales del mercado para seguir avanzando. Por un lado, se requiere ampliar el número de emisores de alta calidad crediticia para ampliar las opciones de diversificación y desarrollar portafolios de inversión más optimizados en la relación riesgo-retorno, para aumentar la confianza e interés de ahorristas e inversionistas institucionales, como opción de inversión para sus ahorros de largo plazo. Para que las principales empresas privadas del país tengan interés en abrirse al mercado de capitales como fuente de financiamiento, las condiciones de plazo y costo deben ser competitivas frente a las opciones disponibles; y, en contrapartida, los inversionistas deben vincular más estrechamente sus tasas de retorno requeridas con los niveles de riesgos de crédito individuales. Por otro lado, el Gobierno debiera acelerar la puesta en marcha de la Superintendencia de Jubilaciones y de las nuevas reglas de inversión de los fondos jubilatorios que deben ser incorporadas a los reglamentos de inversión de las cajas de jubilaciones, con el propósito de incrementar la demanda de instrumentos financieros, generar más liquidez y mejores condiciones para los emisores.
Hay avances importantes en el mercado de capitales en los últimos tiempos, con un creciente interés de parte de ahorristas individuales. Se observa además un mayor profesionalismo del mercado. También hay mejoras regulatorias, de supervisión y de infraestructura tecnológica, de soporte, que redundarán en una mayor confianza de todas las partes e impulsarán un círculo virtuoso de una mayor participación y crecimiento.