Merkel agregó que la diversidad es una expresión de la experiencia de la libertad, lo que es especialmente cierto para la Alemania unida donde, por la división forzada entre 1949 y 1990, la gente tuvo biografías radicalmente distintas.
La canciller, en el que será su último discurso con motivo del 3 de octubre, dijo que toda Alemania tiene una deuda con aquellos que hace tres décadas salieron a la calle en la extinta RDA a reclamar libertad y terminaron llevando a la reunificación alemana.
“No podemos olvidar que las cosas hubieran podido terminar de otra forma. Quien en ese momento se levantaba y defendía derechos democráticos no podía estar seguro de que la revolución iba a tener éxito y hubiera podido sufrir amargas represalias”, señaló.
Merkel también recordó que la unidad de Alemania no hubiera sido posible sin el apoyo de otros países europeos.
En el este, los movimientos democráticos en varios países, como Polonia y la entonces Checoslovaquia, contribuyeron a poner fin a la Guerra Fría mientras que en el oeste de Europa y en EEUU se le dio un voto de confianza a Alemania, sin el que la reunificación no hubiera sido posible.
“Esa confianza fue algo que fueron creando durante décadas estadistas como Konrad Adenauer, Willy Brandt y Helmut Kohl. En esa ciudad quiero nombrar también a Hans Dietrich Genscher”, dijo Merkel recordando al ministro de Exteriores de Kohl, oriundo de Halle.
Merkel agregó que para ella, como ciudadana de la antigua RDA conoció todo el aparato represivo, el final de la división alemana y la democracia siguen siendo algo especial.
Pero, añadió, la idea de que la democracia es algo especial que hay que defender cada día, es algo que se debe transmitir de generación en generación.
Merkel señaló que cada vez que se recurre a la desinformación, cada vez que se ataca la libertad de los medios de comunicación o alguien es difamado por su origen o por sus creencias religiosas se está atacando la democracia.