Maddy Vera es una docente que lleva en la sangre el fruto del mestizaje, la unión de dos culturas, una de origen chamacoco y otra de la República Checa (ex Checoslovaquia), y que habita Puerto Esperanza. Es parte de una familia numerosa de 200 descendientes.
El mestizaje se produjo desde una semilla que había dejado su tatarabuelo, el etnógrafo Alberto Vojtech Fric, un extranjero que llegó cruzando mares, ríos y fronteras, sacando fotos y escribiendo historias, buscando indígenas para conocerlos y convivir con ellos para saber de sus vidas y costumbres, relata Maddy.
El etnógrafo llegó al Chaco y al encontrarse con los chamacocos se enamoró de una indígena llamada Loray, entre 1903 y 1905, y fue con ella que dejó su fruto, dice Maddy, que es la bisnieta que pertenece a la nueva generación de mestizos que surgió a partir de ese encuentro de dos mundos que se produjo en el Pantanal paraguayo.
El europeo Albert Vojtech regresó después a su país, sin haber conocido a su hija, que se multiplicó después en mayor número de familias.
ENCUENTRO. En el año 2000, Rodolfo Ferreira Fric, que es abuelo de Maddy, invitó a sus parientes europeos de República Checa a visitar a la hija desconocida del etnógrafo, llamada Herminia Fric Ferreira, quien tuvo siete hijos que hoy día constituyen numerosas familias.
En 2002 se concretó el viaje de uno de los descendientes, Pavel Fric, nieto del etnógrafo, quien llegó hasta Puerto Esperanza para encontrarse con sus parientes. Herminia falleció en 2009, a los 104 años, tras aquel encuentro.
Fue en ese momento que surgió la asociación de Checomacocos, nombre que denota el mestizaje checo y chamacoco, y desde esa vez que no pierden contacto con los parientes europeos y aprovechan este enlace para poder aprender nuevas experiencias, refiere Maddy.
TURISMO. Para llegar a Onhichta (Puerto Esperanza), hay que seguir el paisaje natural exuberante. Para llegar a la comunidad, se puede recurrir a las embarcaciones Aquidabán y Tupãsy, que arriban cada semana a esta lejana comunidad de riqueza sin igual.
La nueva generación de mestizos está abierta para dar testimonio de sus vivencias y hacer conocer su origen, incluso existen libros del etnógrafo Alberto Vojtech y de Rodolfo Ferreira Fric que fueron editados en República Checa y que relatan desde el inicio el encuentro de dos culturas a través de sus abuelos, que hoy día conforman parte de la comunidad Chamacoco; el material especial hasta ahora no fue traducido al español.
Vicisitudes. Como las demás comunidades Ishir – Chamacoco que pertenecen al distrito de Bahía Negra, también tienen sus necesidades, como la falta de acceso a agua potable, energía eléctrica, educación, camino de todo tiempo y el elevado costo de los alimentos, necesidades que afectan a todos en la zona.
De igual manera, sufren el acoso de extranjeros en sus territorios así como las falsas promesas que reciben sobre todo en épocas electorales de parte de los políticos que acuden a ellos para captar votos y luego dejarlos al olvido, lamenta Maddy.
Los habitantes requieren del apoyo y protección del Gobierno para mejorar sus condiciones de vida en este paraje. En este punto del mapa, los pobladores acunan el sueño de que algún día el Pantanal sea patrimonio mundial.
Reportaje realizado para la segunda edición del Premio Pablo Medina de Periodismo Ambiental, organizado por el Foro de Periodistas Paraguayos (Fopep) y el Instituto de Derecho y Economía Ambiental (Idea), en el marco del Proyecto Pantanal-Chaco (Pacha), con el apoyo de The International Union For Conservation Of Nature (IUCN).