El reloj marcaba las 13.14 y Alba Penayo se encontraba en su residencia, el cuarto piso de un edificio de la ciudad de México, cuando comenzó a sentir los primeros movimientos sísmicos.
Bastaron segundos para que el devastador fenómeno cobrara mayor fuerza, causando el espanto de todos. “Fue un gran susto porque sentí muy bien cómo todo se movía: lámparas, cuadros, mamparas”, relató Alba.
Al momento del temblor tocaron el timbre de su casa para bajar. “Dejé todo como estaba, apenas agarré la llave de la casa y salí", prosiguió. Federico Martínez, esposo de Alba, se encontraba almorzando en un centro comercial de nombre Liverpool, situado en las inmediaciones de su oficina, donde cayeron estantes, generando mucha conmoción y pánico en las personas.
Alba jamás había imaginado que luego del simulacro realizado esa misma mañana, en conmemoración de los 32 años del sismo que dejó grandes estragos en la ciudad, todo se volvería real. “Fue un minuto y medio, pero parece mucho más tiempo”, dijo.
La compatriota, quien reside en la ciudad hace cuatro años, indicó que tras lo acontecido los trabajos de rescate se organizaron muy bien. “Tenés que revisar tu casa por grietas en las paredes, fugas de gas, agua. Si se detecta algo de esto se llama a Protección Civil, que envía a un perito para que se revise y te garanticen que el lugar es habitable; si no, te obligan a evacuar”, explicó.
No obstante, manifestó que se ha pedido a todos los pobladores de la ciudad despejar las calles para que ambulancias, policías y bomberos puedan transitar con facilidad. “Por varias horas el tráfico estuvo imposible, la gente se movilizó a buscar a sus familiares e hijos de las escuelas e irse a su casa”.
La mujer destacó la solidaridad de los mexicanos ante el suceso. “Es impresionante, se habilitaron centros de acopio para recibir donaciones, agua, comida, gasas y materiales de curación. Por zonas se organizan albergues para los que necesitan”, comentó. Así también desde la Embajada paraguaya en México se pusieron en comunicación con la pareja para corroborar que se encontraban en buenas condiciones.
Pese a que aparentemente lo peor ya ha pasado, la ciudad sigue en alerta ante la posibilidad de una réplica.