Gloria Ortega, socia del Club de Ejecutivos
Muchas veces decimos que no nos gusta el mundo en el que vivimos porque hay situaciones cotidianas difíciles de sortear, y no dependen de nosotros o simplemente encontramos un tercero a quien culpar por lo que no nos gusta de nuestro mundo. Y es en este mismo mundo que nos toca trabajar o generar ingresos, y es ahí donde “el mundo” se convierte en “mi mundo”.
Hace muchos años, y en cierta medida hasta hoy, las relaciones del empleado con la empresa dependían de ambas partes, la empresa y el funcionario. Y mucho del éxito pasaba por esta relación, es decir, si el trabajo que el funcionario hace para la empresa cubre las expectativas, entonces todo marcha bien. Esta situación se basa en el hecho de que los factores que sostienen esta relación exitosa, se mantienen en el tiempo y no cambian. En otras palabras, si lo que yo hago genera valor para la empresa, mi jefe lo valora, puedo quedarme muchos años y tener una carrera exitosa en la empresa.
Esta hipótesis es errada, pues en esta cuarta revolución industrial la velocidad de los cambios hace que todo cambie… los mercados, los canales, la oferta, los productos, los pagos, a un ritmo mucho más acelerado del que jamás hubiéramos imaginado. Esto trae oportunidades y a su vez amenazas para las empresas, para mi puesto de trabajo y para mi “éxito laboral”.
El tornado de la transformación digital llega sin avisar, viene desde múltiples horizontes, se mueve muy rápido y se va. La pregunta es, ¿Cómo puedo prepararme? ¿Cómo transformo mi temor a perder mi trabajo, en una oportunidad para decidir yo mismo mi futuro? Es ahí donde nace el concepto de las habilidades de “última milla” o complementarias que debo adquirir para aprovechar este tornado. Estas habilidades son “duras” como conocimientos específicos, técnicos, motrices, de idiomas, de herramientas, o “blandas” como capacidad de cambiar, de influir, de gestionar equipos, etc.
Hoy hay una serie de habilidades que se complementan a las habilidades adquiridas en la universidad o el colegio, y que sin importar el puesto de trabajo, son consideradas habilidades digitales que permiten adaptarse continuamente a los desafíos cambiantes de la empresa, de su entorno y sobre todo de sus clientes. Es de suponer que a esta altura el lector estará pensando “a mi puesto no le va a tocar este tornado”. Y seguramente es cierto, así como también es cierto que en algún momento y sin saber cuándo, sí le va a tocar.
¿Cuánto cuestan y dónde se adquieren estas habilidades? La respuesta es simple, se adquieren en muchos lugares, están ahí y le toca a cada uno encontrarlas y aprovecharlas, usando intuición, curiosidad, creatividad y atrevimiento. Es así que el mundo laboral depende de uno mismo, más que nunca en la historia. Por eso, resumo los pasos que se recomiendan: 1) Identificar cuáles son las habilidades que más valor pueden generar a la empresa donde uno trabaja, sin importar el puesto 2) ¿Qué sistemas de información usa la empresa? ¿Soy yo un “vaqueano” de estos sistemas? ¿Me intereso en aprender más de lo que necesito? 3) ¿Qué nuevas tecnologías está implementando la empresa para sus productos? 4) ¿Es importante la venta o el marketing digital en la empresa? 5) Y la pregunta más importante: ¿Qué quiero que diga mi hoja de vida dentro 5 años, cuál es mi meta de desarrollo? ¿Cuál es mi meta de navegar el tornado para sacarle provecho a la energía que el tornado trae?
Hay muchos cursos en internet, desde YouTube, hasta cursos en línea, de todos los horarios, calidades y precios, solo hay que animarse a buscarlos. Solo se necesita tiempo y actitud. ¡Así, el mundo laboral que uno quiera va a ser creado por uno mismo!