26 nov. 2024

Mi mundo laboral depende de mí

Gloria Ortega, socia del Club de Ejecutivos

Muchas veces decimos que no nos gusta el mundo en el que vivimos porque hay situaciones cotidianas difíciles de sortear, y no dependen de nosotros o simplemente encontramos un tercero a quien culpar por lo que no nos gusta de nuestro mundo. Y es en este mismo mundo que nos toca trabajar o generar ingresos, y es ahí donde “el mundo” se convierte en “mi mundo”.

Hace muchos años, y en cierta medida hasta hoy, las relaciones del empleado con la empresa dependían de ambas partes, la empresa y el funcionario. Y mucho del éxito pasaba por esta relación, es decir, si el trabajo que el funcionario hace para la empresa cubre las expectativas, entonces todo marcha bien. Esta situación se basa en el hecho de que los factores que sostienen esta relación exitosa, se mantienen en el tiempo y no cambian. En otras palabras, si lo que yo hago genera valor para la empresa, mi jefe lo valora, puedo quedarme muchos años y tener una carrera exitosa en la empresa.

Esta hipótesis es errada, pues en esta cuarta revolución industrial la velocidad de los cambios hace que todo cambie… los mercados, los canales, la oferta, los productos, los pagos, a un ritmo mucho más acelerado del que jamás hubiéramos imaginado. Esto trae oportunidades y a su vez amenazas para las empresas, para mi puesto de trabajo y para mi “éxito laboral”.

El tornado de la transformación digital llega sin avisar, viene desde múltiples horizontes, se mueve muy rápido y se va. La pregunta es, ¿Cómo puedo prepararme? ¿Cómo transformo mi temor a perder mi trabajo, en una oportunidad para decidir yo mismo mi futuro? Es ahí donde nace el concepto de las habilidades de “última milla” o complementarias que debo adquirir para aprovechar este tornado. Estas habilidades son “duras” como conocimientos específicos, técnicos, motrices, de idiomas, de herramientas, o “blandas” como capacidad de cambiar, de influir, de gestionar equipos, etc.

Hoy hay una serie de habilidades que se complementan a las habilidades adquiridas en la universidad o el colegio, y que sin importar el puesto de trabajo, son consideradas habilidades digitales que permiten adaptarse continuamente a los desafíos cambiantes de la empresa, de su entorno y sobre todo de sus clientes. Es de suponer que a esta altura el lector estará pensando “a mi puesto no le va a tocar este tornado”. Y seguramente es cierto, así como también es cierto que en algún momento y sin saber cuándo, sí le va a tocar.

¿Cuánto cuestan y dónde se adquieren estas habilidades? La respuesta es simple, se adquieren en muchos lugares, están ahí y le toca a cada uno encontrarlas y aprovecharlas, usando intuición, curiosidad, creatividad y atrevimiento. Es así que el mundo laboral depende de uno mismo, más que nunca en la historia. Por eso, resumo los pasos que se recomiendan: 1) Identificar cuáles son las habilidades que más valor pueden generar a la empresa donde uno trabaja, sin importar el puesto 2) ¿Qué sistemas de información usa la empresa? ¿Soy yo un “vaqueano” de estos sistemas? ¿Me intereso en aprender más de lo que necesito? 3) ¿Qué nuevas tecnologías está implementando la empresa para sus productos? 4) ¿Es importante la venta o el marketing digital en la empresa? 5) Y la pregunta más importante: ¿Qué quiero que diga mi hoja de vida dentro 5 años, cuál es mi meta de desarrollo? ¿Cuál es mi meta de navegar el tornado para sacarle provecho a la energía que el tornado trae?

Hay muchos cursos en internet, desde YouTube, hasta cursos en línea, de todos los horarios, calidades y precios, solo hay que animarse a buscarlos. Solo se necesita tiempo y actitud. ¡Así, el mundo laboral que uno quiera va a ser creado por uno mismo!

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.