El ejército israelí indicó en el 114º día de guerra que se libraron “intensos combates” en Jan Yunis, que considera como un bastión del grupo islamista Hamás. Precisó que eliminó a “terroristas” e incautó “grandes cantidades de armas”.
Al menos 24 personas murieron durante el día en esta gran ciudad del sur, bombardeada sin tregua por la aviación israelí, según el Ministerio de Salud de Hamás, que gobierna Gaza desde 2007.
Los enfrentamientos se produjeron en particular en torno a los hospitales Nasser y al Amal, que ahora solo funcionan parcialmente y acogen a miles de refugiados que huyen de los bombardeos.
La guerra comenzó cuando el grupo islamista atacó el sur de Israel el 7 de octubre y provocó la muerte de unas 1.140 personas, en su mayoría civiles, y secuestró a cerca de 250, según un balance de la AFP basado en datos oficiales israelíes.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva aérea y terrestre en Gaza que ha dejado hasta el momento 26.422 muertos, en su mayoría mujeres, niños y adolescentes, según Hamás.
REUNIÓN CONSTRUCTIVA. En el frente diplomático, continúan los esfuerzos a favor de una tregua. El jefe de la inteligencia estadounidense, William Burns, se reunió este domingo en París con altos cargos de Israel y Egipto, y con el primer ministro de Catar, en busca de un alto el fuego, indicaron fuentes cercanas a los participantes.
La reunión fue “constructiva”, afirmó la oficina del primer ministro israelí, añadiendo que aún había “desacuerdos” entre las partes, que “seguirán discutiendo esta semana en otras reuniones”.
Catar, Egipto y Estados Unidos ya intervinieron en la negociación de una tregua que permitió la liberación de un centenar de rehenes a cambio de presos palestinos a finales de noviembre.
Según las autoridades israelíes, 132 secuestrados siguen retenidos en el territorio palestino, de los cuales se cree que 28 están muertos.
Según el New York Times, el proyecto de acuerdo implicaría una tregua de dos meses a cambio de la liberación de todos los rehenes y de presos palestinos en Israel.
El jefe de la ONU pidió que se garanticen las operaciones de su agencia para los refugiados palestinos (UNRWA), después de que una polémica vinculada a los ataques de Hamás provocara que varios Estados suspendieran su financiación.