28 abr. 2025

Migajas

¿Cómo vivir cuando apenas alcanza para sobrevivir? ¿Cómo alcanzar el desarrollo si nos estuvieron dando menos incluso de lo mínimamente necesario? Tras uno de los mayores emprendimientos civiles de la historia de la humanidad, se repartieron los mayores beneficios a intereses empresariales y algunos pocos. Eso es lo que estuvo pasando con Itaipú durante medio siglo. El Paraguay, el socio igualitario, el condómino, apenas utilizó el 8% de toda la producción cuando le correspondía el 50% en los papeles. Porque así fueron elaborados los acuerdos, leoninos como ellos solos.

Pero antes, el 22 de junio de 1966, Paraguay y Brasil firmaron el Acta de Foz de Yguazú. El documento señala en su numeral IV que ambos países “concordaron en establecer, desde ya, que la energía eléctrica eventualmente producida por los desniveles del río Paraná, desde e inclusive el Salto Grande de Siete Caídas, el Salto del Guairá hasta la desembocadura del río Yguazú será dividida en partes iguales entre los dos países, siendo reconocido a cada uno de ellos el derecho de preferencia para la adquisición de esta misma energía a precio justo que será oportunamente fijado por especialistas de los dos países, de cualquier cantidad que no vaya a ser utilizada para el suministro de las necesidades de consumo del otro país”. De “justo precio” nada hubo en 50 años. Brasil pagó lo menos posible de compensación por cesión de energía.

Hoy no existen voces a favor del injusto, irrisorio y atentatorio monto que abona nuestro vecino gigante para aprovechar lo que Paraguay no. Sabían que nuestro país no podía utilizar toda la potencia de la hidroeléctrica y decidieron aprovechar esa situación para no pagar lo que corresponde. Los valores del mercado no son considerados hasta hoy, la libre disponibilidad para la exportación a terceros países fue tácitamente prohibida.

Desde la Central apenas se brindaron migajas al Paraguay porque así lo estableció particularmente el Anexo C, cuyo plazo de revisión está cumplido finalmente. Hoy existe la posibilidad de cambiar la situación. Como siempre, habrá intereses foráneos, tratarán de revolver el río para los pescadores inescrupulosos. En el próximo presidente estará la responsabilidad mayor de luchar por el mejor beneficio para todos. Espero que no busque quedar en la historia como el dictador, aunque él sigue aplaudiendo la estabilidad de la cruenta dictadura.

Tampoco es comprensible que una deuda haya crecido 1.700%. Tiene que haber una auditoría, y no solamente de los pasados cinco años que pretenden con la creación de una Comisión Binacional de Cuentas. La historia demanda una reparación.

Debe revisarse el mismo Tratado de Itaipú, originado en medio de sombras de confrontación. Por ejemplo, el artículo XVIII determina que las altas partes contratantes, a través de protocolos adicionales o de actos unilaterales, adoptarán todas las medidas necesarias para el cumplimiento del presente Tratado, especialmente aquellas que tengan relación con aspectos: (...) g) de policía y de seguridad...”. ¿Cómo es eso de “actos unilaterales”? Peligroso. No basta con la Nota Reversal Nº 18 del 1 de noviembre de 1973.

Además, los recursos que llegan desde la Binacional tienen que ingresar al Presupuesto General de Gastos de la Nación. Y no estoy hablando solamente de regalías, compensación y resarcimientos para la ANDE, no, señalo a todo el presupuesto de Itaipú lado paraguayo. No puede ser que sigan apelando a subterfugios jurídicos para ocultar información. La transparencia es fundamental en la administración estatal. Se escudan en la binacionalidad, pero el dinero se utiliza para obras públicas y para pagar a empleados públicos.

Es momento de recibir más que migajas, 50 años así es demasiado, son generaciones enteras perjudicadas. Y como ciudadanos debemos estar atentos, es fundamental para la buena salud de esta maltratada República.

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