Investigadores del Centro de Estudios e Investigaciones de Derecho Rural y Reforma Agraria (Ciedra), apoyados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), hicieron un estudio cuantitativo acerca de los motivos por los que los jóvenes campesinos migran.
Las conclusiones del estudio llevaron inclusive a los propios encargados del análisis a preguntarse si se encontraban frente a la última generación de productores de la agricultura familiar campesina, señaló Gabriela Schvartzman, politóloga y coordinadora metodológica del estudio.
El estudio se basa en entrevistas realizadas por jóvenes investigadores, quienes conversaron con sus pares del campo que migraron y regresaron o que están pensando migrar a la ciudad, explicó Schvartzman. Así también conversaron con líderes campesinos y referentes educativos de Itapúa, Caaguazú y San Pedro, que fueron los tres departamentos donde se desarrolló la investigación.
“En las familias vimos que está ausente una generación”, señaló la investigadora.
Algunos factores estructurales que motivan la expulsión se mantienen desde hace casi dos décadas aproximadamente. “Los jóvenes migran por falta de oportunidades laborales y la falta de una oferta educativa para estudios terciarios o universitarios. Van para buscar trabajo”, explicó.
Factores Pero ¿por qué no trabajan en el campo como sus padres?, consultamos a la investigadora. “Justamente la investigación analiza el modelo productivo de los agronegocios, que avanzan con una velocidad tal que han asfixiado a la agricultura familiar campesina, que desde hace diez años está como en una terapia intensiva”, explicó.
A su vez, esto se debe a diversos factores, como la falta de acceso a la tierra, infraestructura y asistencia técnica, agregó.
Pero aquí no terminan las dificultades que encuentran los jóvenes rurales. La investigación también hace una fuerte crítica al sistema educativo. “Lo que se enseña en la escuela y en la educación terciaria está muy orientado a lo urbano, muy orientado a que se formen para una mano de obra en la ciudad, no está orientado a un desarrollo agrícola, sino a que sean mano de obras para las empresas”, explicó.
A través de este estudio basado en las voces de los propios jóvenes rurales, se construyó una agenda básica de propuestas de políticas públicas para el sector, disponible para las próximas autoridades electas y todos los interesados. Esta agenda aborda los siguientes aspectos: salud sexual y reproductiva, educación, trabajo, acceso a la justicia, tierra y vivienda, participación social y política, igualdad de género, cultura, deportes y ocio.