EFE
VERACRUZ - MÉXICO
Miles de migrantes centroamericanos dispersados en grupos en Veracruz se dirigen a pie o en todo tipo de vehículos al estado de Puebla, como escala previa a su llegada a Ciudad de México.
Desde diversas ciudades y pequeños poblados del sur y centro del estado de Veracruz, hondureños, salvadoreños y guatemaltecos se suben a camiones de carga para dirigirse al oriental estado de Puebla, puerta de entrada de la capital del país.
Desde el viernes cuando llegaron a Veracruz, más de 4.000 migrantes, quienes entraron a México desde el 19 de octubre, se dispersaron en una docena de municipios, bajo la consigna de reagruparse en la colonial ciudad de Puebla.
El mayor número de centroamericanos que emprendieron la peregrinación salieron de las ciudades de Córdoba y Amatlán de Los Reyes, lugar donde muchos durmieron en el refugio de Las Patronas, un grupo de mujeres altruistas que alimentan a migrantes que viajan en tren.
En el comedor La Esperanza del Migrante, ubicado en la congregación La Patrona, municipio de Amatlán, las mujeres –quienes hace tres años fueron nominadas al premio Príncipe de Asturias– otorgaron los pocos alimentos que había. La coordinadora del movimiento, Norma Romero, dijo que lo más urgente es comida enlatada, agua embotellada, botellas vacías, artículos de aseo personal, ropa y calzado para las otras caravanas que vienen detrás.
quedarse en México. Conforme se adentran más en territorio mexicano, los centroamericanos que viajan en la Caravana Migrante se convencen de quedarse en alguno de los estados de este país para reiniciar su vida.
Si bien su objetivo final era llegar a EEUU, con los miles de kilómetros recorridos de por medio, cada días más hondureños, salvadoreños y guatemaltecos que entraron a México el 19 de octubre han decidido quedarse en estados o ciudades mexicanas a laborar en lo que las cosas se calman en la frontera norte.
“Sé que en México se tiene la oportunidad para salir adelante”, aseguró el guatemalteco José Ramírez, quien con su esposa y su hijo en brazos viaja por el sur del oriental estado de Veracruz. En los cruces viales de ciudades por donde transita, solicita ayuda de la población, en lo que –dice– se trasladan a la Ciudad de México para ver a qué tipo de acuerdos llegan y quedarse a trabajar en el país. “Ya no vamos a ir a EEUU”, aclara el hombre, cuyo oficio está en el ramo de la construcción. Ahora, agrega, busca quedarse para darle una mejor vida a su bebé y esposa, aunque aún no tiene definido en qué estado residirán.