Según las previsiones, la ceremonia oficial comenzará a las 14:30 hora local (17:30 GMT), cuando Lula llegará a uno de los extremos de la Explanada de los Ministerios, avenida en la que se sitúan todos los edificios del poder público y en la que se concentrarán los actos, para los que se espera a unas 300.000 personas.
Hará entonces un recorrido en un vehículo, que si las condiciones del clima lo permiten será un Rolls-Royce, modelo Silver Wraith, sin capota de la Presidencia brasileña, en el que estará acompañado por su esposa, Rosângela Janja da Silva.
Sin embargo, es probable que desfile frente a la multitud en un automóvil cerrado, pues hasta ahora el pronóstico para la hora del acto prevé unas fuertes lluvias, típicas de esta época en Brasilia.
El recorrido concluirá en la sede del Parlamento, donde Lula jurará el cargo y pronunciará su primer discurso como presidente frente a todo el poder político nacional y delegaciones de medio centenar de países, que incluirán a una veintena de jefes de Estado y de Gobierno.
Entre ellos, el rey de España y los presidentes de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay, así como los de Alemania y Portugal.
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Tras ese discurso, se trasladará al vecino Palacio de Planalto, sede de la Presidencia, al que ingresará por una rampa que conduce desde la calle hasta al primer piso del edificio.
Luego se dirigirá la multitud congregada a la Explanada de los Ministerios desde el parlatorio, una suerte de gran púlpito en la parte exterior del Palacio de Planalto, y firmará los términos de investidura de los 37 ministros que tendrá su gobierno.
Antes de ese segundo discurso, recibirá en el parlatorio la banda presidencial, que no le será entregada por el presidente saliente, Jair Bolsonaro, como manda el protocolo, porque el líder de la ultraderecha, que no aceptó su derrota electoral, viajó a Estados Unidos, el pasado viernes.
Según fuentes allegadas al nuevo gobierno, aunque aún no ha sido confirmado, la idea es que Lula reciba la banda de un pequeño grupo de personas, que simbolizarían en el acto “la diversidad del Brasil democrático”.
Las ceremonias oficiales concluirán con una recepción que será ofrecida por Lula a las delegaciones extranjeras en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, situada a unos quinientos metros de la sede de gobierno.
En coincidencia con la recepción, comenzará el llamado Festival del Futuro, un concierto que reunirá a medio centenar de artistas populares y cuyo telón se prevé que bajará ya entrada la madrugada del lunes.