En concreto, los equipos de rescate han avanzado ya 3,15 metros, por lo que les queda menos de un metro para concluir, informaron este viernes las autoridades.
La dureza del terreno encontrado en la excavación ha obligado a los especialistas a realizar tres microvoladuras controladas.
Cada una de estas operaciones supone un proceso de más de dos horas, entre que se perforan los orificios donde se colocan las cargas explosivas, se procede a la detonación y se extrae el aire contaminado y los gases que se concentran en el túnel.
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El suceso ocurrió el pasado día 13 de enero en la localidad de Totalán (provincia sureña de Málaga), cuando el pequeño, llamado Julen, cayó a un pozo de prospección de agua de 25 centímetros de diámetro y 107 metros de longitud.
Según se cree, el menor está atrapado debajo de un tapón de tierra a 71 metros de profundidad.
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Por este motivo, los equipos tuvieron que perforar a toda prisa un túnel vertical paralelo, con gran dificultad debido a la gran resistencia del terreno, y abrir manualmente desde el fondo la galería citada.
En una operación sin precedentes y contra reloj, 300 personas trabajan sin descanso para rescatarlo.