22 feb. 2025

Ministerio de Educación y Control

El cateo de mochilas o bolsos de niños, niñas y adolescentes antes del ingreso a las instituciones educativas es una medida que ya no sorprende en el MEC, que hoy lleva la C por el control antes que por las Ciencias y mucho menos por la Cultura.

Como dijo días atrás la profesora Paola Giménez, quien tiene decenas de alumnos y alumnas adolescentes, el actuar del MEC ante un conflicto es siempre represivo antes que reflexivo. Es represivo antes que pedagógico.

Pero no sorprende que su primera decisión sea el cateo de las pertenencias de estudiantes. Partamos desde el nombramiento mismo de las personas que ocupan el cargo más alto en esta cartera educativa. Mario Abdo decidió colocar como ministro de Educación a Nicolás Zárate, por el solo hecho de ser su correlí.

Zárate soñó durante toda su carrera con ser ministro de Agricultura (es agrónomo), pero igual nomás aceptó encabezar Educación como el tercer ministro en este período de gobierno que empezó con Eduardo Petta al frente del MEC. Un personaje que tuvo justamente problemas con docentes y estudiantes cuando estos exigían una mayor atención a la salud mental de la comunidad educativa. Colocar a los amigos en el MEC por el color del pañuelo es un primer síntoma de violencia en el sistema educativo.

La misma viceministra de Educación Básica, Alcira Sosa, comentó días atrás que la violencia que se refleja en las escuelas es resultado de una violencia externa. “Pareciera que se quiere instalar que nuestros 1.500.000 alumnos están en situación de violencia escolar y no es así”, dijo. Zárate también minimizó los últimos sucesos alegando que se trata de casos aislados. “Son pocos casos”, aseguró en una ronda de prensa.

Sin embargo, igual aprobó una única medida punitiva, injusta y estandarizada donde el mensaje del MEC a la infancia paraguaya es que todos son culpables, incluso si se demuestra lo contrario.

“La revisión implicará verificar todas las pertenencias: Bolsillos de la mochila o bolso, estuches y/o recipientes contenidos en su interior”, dice la resolución Nº 845 aprobada por la cartera educativa.

La norma se aleja a miles de años luz de la función principal del MEC, cuya misión de acuerdo con su carta orgánica es “garantizar a todas las personas una educación de calidad como bien público y derecho humano a lo largo de la vida”.

Considero que el reclamo de los estudiantes, como siempre, es totalmente válido. Apuntan al MEC por tener ya una resolución firmada cuando todavía debía debatirse en conjunto en la mesa interinstitucional de seguridad en las escuelas el pasado 8 de junio. ¿Qué pasó con el diálogo? Otras entidades estatales como el Ministerio de la Niñez y Adolescencia y el Ministerio de la Defensa Pública mantienen también su oposición a la normativa y optan por ir en otra dirección, la del diálogo y el encuentro antes que el simple control social.

La Unión Nacional de Centros de Estudiantes (Unepy) organizó sentatas en todo el país para realmente debatir sobre la nobel normativa vigente y también para abrir espacios de diálogo reales y seguros. Los jóvenes no solo demostraron su deseo de organizarse, debatir y abrirse más entre pares, sino que demostraron su capacidad para hacerlo ante la incapacidad ministerial. “Confío en la juventud desde siempre. Es heroica, fuerte, virtuosa”. La frase es extraída de una reciente entrevista dada a un medio argentino por el cantante argentino “Indio” Solari. El drama de la violencia escolar definitivamente no es para apuntar el dedo contra los estudiantes, que son también víctimas de una violencia sistémica del Estado, que debe ser garante de los derechos de todos y todas. Porque esta violencia estatal no solo se da con la resolución 845. Se da en casi la mitad de las instituciones educativas que están en mal estado, cientos de aulas en riesgo de derrumbe y miles de niños que no cuentan con alimentación escolar o que no acceden todavía a la educación Inicial ni pueden terminar la secundaria.

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