Liz Analía Acosta
@LizAnaliaPy
La incesante queja por la delincuencia callejera, la corrupción en las cárceles y en las propias filas de la institución policial y militar movieron fuertemente el avispero de las autoridades en los últimos cuatro meses. Principalmente, desde el Ministerio del Interior, su titular, Enrique Riera, nos habla de una lucha frontal que aspira a incorporar más efectivos en sus filas (hasta llegar a 60.000) y la sanción de una nueva ley policial.
–¿A qué apunta el Ministerio del Interior con las nuevas incorporaciones de policías y linces?
–Nosotros arrancamos haciendo primero los cambios estructurales internos en la Policía. Luego se hicieron las pruebas de integridad y una vez hechos los cambios se llevaron adelante otros compromisos electorales. Pasamos a duplicar los linces; de 600 que encontramos y 150 motos, pasamos a 1.200 linces con 600 motos nuevas. El desafío es tener triplicado el número de los linces y terminar con 1.800 linces y 900 motos, en lo que respecta a la delincuencia urbana.
–¿A qué se apunta para el 2024?
–Para el año que entra, tenemos buenas noticias, porque amparados en un convenio con Itaipú, se van a inyectar USD 118 millones en dos años (2024-2025) y vamos a aumentar el cupo de policías. De 1.000 por año, que teníamos antes, de los cuales se jubilan 700, vamos a pasar a 5.000 (nuevos policías) por año; entonces, esto va a potenciar a los que hoy están en funcionamiento.
También aquellos que están haciendo servicios de guardias privadas, vamos a pedir que paguen su propia seguridad, para que estos policías puedan salir y ayudar en la calle.
También en marzo tenemos previsto aprobar la nueva ley de la Policía Nacional, después de 30 años. Esta tiene una reforma muy moderna y estructural, como fortalecer el área de Asuntos Internos, beneficios del bienestar policial, como el pago del arraigo, bonificaciones.
Y el otro tema pendiente de la nueva ley es la construcción de 17 jefaturas departamentales, una para cada departamento, donde funcionen todas las áreas de la Policía que no están presentes en todos los departamentos. Me refiero a Inteligencia, Investigación, Prevención y Seguridad y Automotores. Estamos buscando también una nueva sede para la Comandancia, una moderna, a la altura del siglo XXI, y que la actual se convierta en un museo. O sea, ver cuestiones institucionales, legislativas, presupuestarias y operativas que van a hacer que la Policía esté con más gente mejor preparada, mejor pagada esté y mejor equipada.
–¿Cómo va a trabajar el Ministerio del Interior contra la corrupción interna?
–El tema de la corrupción es innegociable, es un camino sin retorno. Vamos a ser implacables con aquellos que manchan el uniforme y vamos a premiar a aquellos que hacen pequeñas y grandes acciones. Ahora ya estamos haciendo reconocimientos.
Siempre fuimos implacables con la corrupción interna de la Policía en el sector que tiene que ver particularmente con Investigaciones. Cuando (por ejemplo) intentaron extorsionar a un empresario libanés, luego sucedió cuando desmantelamos más de seis comisarías vinculadas al narcotráfico. Y en el sonado caso de Interpol, hicimos la denuncia y, en muchos casos, también fueron separados y detenidos los responsables. También vamos a crear la Justicia Policial para que haya fiscales acusadores, para que haya derecho a la defensa, pero que sean todos procesados... con mucha más fuerza e independencia de lo que hoy funcionan. Hoy la Policía Nacional tiene 29.000 efectivos, pero organismos internacionales nos recomiendan 60.000 efectivos como mínimo. Entonces, la idea es ir creciendo hasta llegar a eso, para que la gente realmente sienta la presencia policial en la calle.
–Con relación a la penitenciaría de Tacumbú, ¿cuál es su futuro?
–Tacumbú nunca más va a ser lo que fue. No se quería hacer una requisa más, como las que vimos muchísimo. Dijimos: Hay que cambiar todo eso de raíz. Entonces, se sacaron 600 reos que fueron redistribuidos.
Se les llevó a Rotela y a ocho de su primer anillo a Emboscada, donde van a estar en un régimen diferente y en celdas separadas de máxima seguridad, y esa cárcel va a ser reforzada con el apoyo del Ejército por fuera, la Policía por dentro, y un nuevo personal capacitado con apoyo del Brasil. También se prevé construir una prisión de máxima seguridad en el Chaco a largo plazo y también se pretende instalar una mesa por la justicia, en la que estemos Interior, Justicia, Fiscalía, Poder Judicial y Defensoría Pública, porque el sistema está colapsado, porque a veces se abusa con la prisión preventiva, llenamos las cárceles y no tenemos capacidad. Muchos no se reinsertan después en la sociedad. Sale y nadie da trabajo a una persona que estuvo en prisión. Entonces, habrá que hacer ajustes legislativos y presupuestarios y repartirnos el trabajo.
No sirve a la ciudadanía que nos estemos pasando la pelota o acusándonos mutuamente, porque tanto el Poder Judicial como la Fiscalía, el Ejecutivo, todos iguales y hay que coordinar trabajos para resolver el colapso del sistema.
–El tema de las tobilleras, ¿cuándo entra en marcha?
–Se terminó el borrador del pliego de la licitación que tiene que ser aprobado por las cuatro instituciones, y ese pliego se va a publicar en enero para desarrollar un programa piloto de 100 tobilleras de arranque y tener un equipo especial para una rápida respuesta.
Además, se está trabajando en un decálogo de prevención de los feminicidios, porque el Estado llega tarde y ese decálogo estandariza conductas que son repetidas. Lo que nos está faltando es que en el 911, jueces de Paz, Policía, y donde se reciban denuncias, se pueda identificar la gravedad del riesgo y hay que tener el decálogo, esa guía de prevención. La tobillera es una medida buenísima, pero ya es cuando se judicializa, y hay casos que se sabe que una pareja anda mal, pero no se identifica en qué momento puede suceder algo.