Por Jaime Egüez - Presidente del Club de Ejecutivos
Es en verdad un gravísimo desgaste el que hacemos desde el sector privado para enfocarnos en lo que nos deberíamos preguntar en todos los niveles, y entre todos los interlocutores, acerca del país. En especial, sobre si estamos haciendo la pregunta relevante para nuestro futuro: “¿Lo que planteamos hace a un Paraguay más fuerte y capaz de generar desarrollo, tanto material como para los propios ciudadanos?”
Y me hago reiteradamente esta pregunta porque los políticos y los líderes de todas las agrupaciones, así como los propios detentores de algún poder en el Estado, deberíamos estar validando nuestras propuestas e intenciones.
Estamos llenos de distracciones e intenciones perversas, pero también nobles, como las comunicaciones orientadas a contribuir en nuestra opinión en cuanto a una posición determinada. Y así el bombardeo es incesante e intenso. Nos encontramos casi en un estado de guerra, alarmados por tantos frentes negativos que acabamos en cuestionarnos si estamos o no en un país viable. Porque no podemos construir muchas veces sostenibilidad. Es decir, continuidad de políticas de desarrollo, disrupción e innovación sobre temas de sostenibilidad y crecimiento.
No podemos hacerlo porque nos desgastamos cada día, cada hora, con la agenda de intereses personales, muchos legítimos, pero una gran mayoría egoístas y sobre todo lapidarios con el país. Y pocos hacen una reflexión sobre si una postura determinada es simplemente legal o ajustada a los marcos acordados. Esto nos lleva a la conclusión deque a nadie le interesa el Paraguay.
Me entristece ver cómo cada grupo pone la bandera paraguaya, que casi está secuestrada y amordazada en varios grupos que llaman patriotismo el no respetar a la autoridad. Llaman causa justa impedir la libre circulación de ciudadanos que tienen los mismos derechos que ellos. Me entristece ver a las fuerzas de seguridad impávidas ante los atropellos, ante el contrabando, ante la negligencia de fiscales y supervisores de control.
Lentamente, paso a paso, estamos posponiendo la pregunta relevante que deberíamos hacernos… ¿Qué Paraguay dejaremos a nuestros hijos y nietos?”. A la vez, debemos plantearnos temas esenciales relativos a cómo empujaremos en el 2023, como ciudadanos, un cambio importante en el cuerpo de poder que administrará el país por los siguientes 5 años.
¿Entendemos que la renovación de la clase política es quizás el paso más importante que debemos hacer dentro de unos meses? Si decimos que nuestra respuesta a la pregunta que planteé es que primero está el Paraguay y luego estamos nosotros como individuos, tendremos una posibilidad de construir un lugar digno para todos nuestros hijos y nietos.
En el sector privado no podemos continuar invirtiendo, esforzándonos en promover un país más competitivo, más solidario, con mayores inversiones para generar empleos dignos, sin que antes, pero digo ANTES con mayúsculas, tengamos un país viable desde el punto de vista del cumplimiento de las leyes. Y desde el análisis político de acciones que impulsen una sola agenda: hacer del Paraguay la potencia que está destinado a ser.
Pero así como estamos bajo el constante ataque de los boicoteadores de siempre, difícil será avanzar hacia ese magno objetivo. A ellos hay que preguntarles. ¿a cuántas familias has sacado de la pobreza con tu sudor y esfuerzo? ¿A cuántos chicos les has pagado su instrucción con tu trabajo e impuestos al Fisco? Habría que preguntar a estos boicoteadores cuánta más sangre quieren succionar del Presupuesto General de la Nación en salarios para sus clanes familiares.
No cabe duda, nos urge poner de una buena vez la agenda clara de prioridades. Y en esta hoja de ruta debe primar la respuesta a la pregunta más relevante que nos tenemos que hacer. ¿Tus palabras y tus acciones construyen el Paraguay de dignidad, respeto y oportunidades? Pues de seguro que son los fines que engrandecerán a nuestro país.