Con una alegría y jovialidad contagiantes, la periodista Mabel Díaz Aquino (49) recibió a ÚH en su espacio de trabajo para contarnos sobre sus inicios en el periodismo, su día a día y sobre el nuevo tratamiento que está enfrentando con mucha naturalidad. Ella se desempeña como reportera de Telefuturo y de Noticias Paraguay, y también tuvo la oportunidad de conducir programas en ambos canales de tevé.
“Desde la época del colegio dirigía los actos culturales, recitaba, me gustaba mucho lo que era la lectura y me resultaba más fácil todo lo que era ciencias de la comunicación. Primero pensaba que podría trabajar en algún diario, me veía más en el periodismo escrito”, comenta.
Al terminar el colegio ingresó a la carrera de Ciencias Contables por la influencia de su entorno. “Me decían que tendría una vida más tranquila, económicamente hablando, pero hice hasta el primer año de esa carrera. Luego hice la convalidación y me mudé a periodismo en la Universidad Católica. A partir de ahí confirmé que esto era lo mío”, confiesa.
“Me gusta el periodismo porque todos los días se aprende algo nuevo, me gusta tratar con la gente, contar historias y situaciones”, destaca.
Mabel comenzó haciendo periodismo institucional y revistas. Luego, a través de una amiga, Zoraida Soto, se enteró de que estaban buscando una periodista para producción. “Me entrevisté con el señor Óscar Acosta y le comenté que no sabía nada de periodismo televisivo y él me dijo que aprendería en el camino. Fue así que comencé haciendo el soporte para los reporteros que salían a la calle, el recopilado de información, luego pasé a redacción y finalmente comencé a salir a la calle”, relata.
Entre las anécdotas más simpáticas figura cuando en sus inicios le tocó ir hacia el interior del país y como no había GPS debía aplaudir y preguntar las direcciones. “Fue así que me salieron unos perros y yo salí corriendo por el campo”, recuerda entre risas.
Entre otra de las anécdotas cuenta que ella estaba dando la información sobre un perro de raza peligrosa que había atacado a alguien y justo el entrevistado se llamaba don Pedro, pero a Mabel le salió “don Perro”. “Fue la cargada de mucho tiempo, inclusive hasta ahora entre los compañeros de trabajo”.
Durante la pandemia, unas manifestantes estaban sentadas en la vereda y, tratando de entrevistarlas, Mabel se quiso sentar junto a ellas, pero justo llevó una pollera, perdió el equilibrio y se fue de espaldas, todo esto en vivo.
Cotidianeidad. Su día arranca bien temprano, llevando a sus dos hijas al colegio. En el camino viene escuchando la radio para informarse y al llegar al canal comienza su jornada laboral proponiendo temas, leyendo los diarios y portales internacionales.
Mabel tiene 2 hijas, una de 15 y otra de 16 años, una quiere ser veterinaria y otra quiere seguir Derecho o Psicología. “Eso que un tiempo no tenía con quién dejarlas y las traía al canal, me acompañaban hasta en la cabina para la voz en off, es decir, ellas conocen mi trabajo desde pequeñas, pero ninguna está interesada en el periodismo”, indica.
En su tiempo libre le gusta compartir actividades con sus hijas y también leer. Si no fuera periodista, hubiera elegido ser azafata, pues le gusta viajar y conocer lugares.
Diagnóstico. En el año 2009 se le había detectado cáncer de colon, por lo que se le realizaron intervenciones quirúrgicas e inició sesiones de quimioterapia, con lo cual se recuperó. Luego de 14 años, hace un tiempo, le detectaron cáncer de endometrio grado 2, por lo que le extrajeron los órganos y está siguiendo quimioterapia preventiva.
Su testimonio completo se encuentra en su cuenta de Instagram @mabidiazaquino. “Cuento esto para insistirles a las personas a estar atentas a cualquier signo que les dé el cuerpo, son muy importantes los chequeos para la detección temprana”, resalta.
”Ni en el primer diagnóstico de cáncer pensé en la muerte, siempre mi preocupación fue logística, si me tengo que hacer la quimio, quién se va a quedar con las nenas, no quiero faltar a mi trabajo, etc., y ahora pasa lo mismo”, confiesa.
Su tratamiento lo está siguiendo en el Instituto de Previsión Social y la suele acompañar su hermana. La periodista manifiesta que no siente dolores y los malestares son llevaderos.
“Me siento bien, tranquila y para afrontar todo esto creo que mis hijas y mi trabajo son una motivación importante”, destaca.
Para ella el objetivo de contar en las redes lo que le pasa no es para ser un ejemplo a seguir, tampoco aspira a ser influencer, es solo para visibilizar esta enfermedad, que no es sinónimo de muerte, como muchos piensan, lo que sí se puede traducir es en muchos gastos de medicamentos, según ella misma lo indica.
“No busco lástima, no me gusta que me digan ‘fuerza’. Eso me saturó desde el primer diagnóstico y yo sé que la gente lo dice con muy buena intención, pero llega un momento que ya no lo querés escuchar. Esto no lo digo solo yo, sino otros pacientes también. Tampoco me gusta que me digan guerrera porque la guerrera no descansa y como seres humanos podemos darnos el lujo de parar, descansar y seguir”, enfatiza.
En cuanto a su look rapado, se siente muy conforme, también le gusta cómo le quedan las pañoletas y los turbantes, los cuales debe utilizar sí o sí al exponerse al sol.
La comunicadora agradece el apoyo de sus compañeros de trabajo, sus jefes, familiares, compañeros de promoción del colegio, gente que ni conoce y que desde el primer momento se manifestó.