La prédica, en el segundo día de la novena a la Virgen de Caacupé de este domingo, estuvo a cargo del padre Miguel Fritz, quien señaló que el “frente sojero” se volvió una amenaza para los pueblos indígenas y la naturaleza.
El sacerdote alemán basó su prédica en las cartas del papa Francisco, Carta Encíclica Fratelli Tutti, en la que pide que veamos las injusticias y la corrupción, y en el escrito Querida Amazonia del pontífice para hablar sobre la situación de los nativos.
“Antes del coronavirus, él (papa Francisco) la caracterizó como un virus social, es la corrupción que ni siquiera se para delante de esta misma realidad de la pandemia y que no se avergüenza de aprovecharse de ella”, lamentó.
Dijo que aprovecharse de la necesidad, de la enfermedad, de la pobreza y de la miseria de la gente es “lo más vil que podemos imaginarnos”.
Mencionó que si bien (aprovecharse de esta situación) parece hacer vivir bien, eso “está lejos del buen vivir”. Al respecto sostuvo que un claro ejemplo del buen convivir son los pueblos indígenas.
Nota relacionada: “No somos la voz de los indígenas, porque ellos tienen voces”
“Nos confirma que lo que necesitamos no es un crecimiento ilimitado, sino lo suficiente para poder compartir como hermanos y hermanas. Y otra de las cosas que el Covid-19 nos muestra es que delante de él todos somos iguales, todos podemos enfermarnos, y nos enseña también a poder estar atentos a lo pequeño, minúsculo y hasta invisible”, resaltó.
El religioso alemán expresó que la liturgia nos permite recoger muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza y pidió que el Espíritu Santo nos ayude a transformarnos también en el cuerpo de Cristo, “una unidad en la diversidad”.
“Los pueblos indígenas siempre han sido buenos guardianes de esta casa común (el mundo) sabiendo que es su supermercado, su farmacia. Una de las grandes amenazas a ello se presenta en este momento en el llamado frente sojero, algunos incluso ya hablan de la república de la soja”, apuntó.
Agregó que es un pecado que una planta tan nutritiva y valiosa como es la soja sea transformada en un peligro para tierra, agua, aire y animales, incluso para el mismo ser humano, debido a la forma en que es cultivada.
También puede leer: Para asistir, libro sobre los derechos humanos en el Paraguay
“Si tanta energía, tanto dinero, tanto personal que ahora se gastan en los defensas de los sojales, si eso se hubiera invertido en la defensa de nuestros bosques, hoy estaríamos en un Paraguay mejor, más habitable y más sano”, cuestionó.
Fritz, quien fue misionero por muchos años en el Chaco, también criticó la fuerza con la que se desplazan a poblaciones humildes para favorecer a la plantación de soja u otros como ocurren en algunas comunidades indígenas, tachando esto como “supuesto desarrollo”.
“Presión de terratenientes”
“No podemos dejar de mencionar en este contexto comunidades indígenas afectadas y amenazadas por desalojos muchas veces violentos e injustos. Es horroroso ver cómo supuestos profesionales de la justicia se prestan a chicanerías, imputando a líderes indígenas por supuesta invasión de tierras o incluso por ser terroristas”, denunció.
Prosiguió: “Es una vergüenza ver que estos profesionales de la justicia se prestan a actos brutales de desalojo. La comunidad de Jaku’i Guasu en Itapúa ya lo sufrió, la comunidad de Cerrito en Alto Paraná donde hay intentos, la comunidad Y’apo que está amenazada, la comunidad Loma en el lejano Chaco Grande. Gracias a Dios, por fin se está haciendo justicia, después de años de invasión por terratenientes”.
Al término de la homilía, en conferencia de prensa el sacerdote sostuvo que existe una gran presión de los terratenientes para asegurarse más tierra, lo que amenaza a los pueblos indígenas.
Dijo que la política está del lado de los que tienen el poder. “La plata es lo que maneja y los grandes empresarios son los que la tienen”, finalizó.