La jornada de homenaje arrancó en un predio ubicado al costado de la Universidad Nacional de Misiones en Santa Rosa, Misiones (Unamis), en el distrito de Santa Rosa. Se distribuyeron 70 plantines de mandarina y 70 de guayaba gigante, respectivamente, a cada una de las familias, quienes llevaron un ejemplar de cada árbol frutal para plantarlos en el patio de sus casas. El resto de los plantines se sembraron en el espacio público.
Los participantes señalaron que a sugerencia de la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Paraguay llevaron a cabo esta iniciativa mientras se sepultaba al Papa.
El símbolo que encierran los árboles frutales tiene doble propósito –explicaron– no solo porque ofrecen sombra, sino también alimentos y nutrientes para la vida con sus frutos. A la vez, pueden ser fuente de ingresos para quienes les saquen provecho.
Los plantines estarían dando sus primeros frutos en un año. Los pobladores están felices porque dichos árboles no solo les proveerá sombra, sino ricos frutos que además de poder consumirlos frescos también podrán producir dulces, mermeladas, jugos y más, para vender y generar recursos, según expresaron.